Tuvo lugar en el MetLife Stadium un partido que enfrentaba a dos equipos en horas bajas, principalmente debido a los problemas en ataque. El primer cuarto comenzó con varios punts por parte de ambos equipos. A mitad de cuarto Seattle tuvo la oportunidad de anotar: dos penalizaciones de la defensa de los Giants les permitió un sinfín de downs en la red zone, los cuales no fueron capaces de aprovechar.

Las líneas defensivas se estaban imponiendo a unas líneas ofensivas muy débiles, por lo que los drives de ambos equipos eran continuamente frenados con `tres y fueras´.

Tanto Russell Wilson como Eli Manning estaban incómodos en un pocket que se colapsaba en cada jugada, y se veían obligados a improvisar fuera de él.

En el inicio del segundo cuarto ocurrió una de las jugadas claves del encuentro: un fumble de Thomas Rawls que iba a parar directamente a las manos de Landon Collins, que llevaba el ovoide hasta la 17 de Seattle. Desde ahí, Manning ejecutaba un perfecto play action para Evan Engram que ponía por delante a los locales.

El juego de carrera de Seattle no terminaba de arrancar y las penalizaciones de la línea ofensiva (sobre todo de Ifedi) echaban por tierra los drives de los Seahawks. Sin embargo, el juego de pase tampoco ayudaba y los drops de Jimmy Graham (uno en la end zone) y Rawls castigaban demasiado a los visitantes, que incluso vieron como una interferencia de pase de Tyler Lockett invalidaba el touchdown de este, haciendo que el equipo de Pete Carroll se tuviera que conformar con un field goal antes del descanso.

Wilson cambió el signo del partido

En la segunda mitad Russell Wilson dio un auténtico recital de cómo jugar sin línea ofensiva. En su primer drive lanzó dos pases a Graham y Richardson que les colocaron dentro de la 10 de los Giants. En ese momento, Doug Baldwin se escapó impecablemente de Rodgers-Cromartie y recibió en la end zone para poner delante a su equipo, algo que ya no cambiaría en el resto del partido.

Los Giants, por su parte, se mostraron incapaces en toda la segunda parte de dirigir un buen ataque. Eli Manning encontró varias ocasiones a Evan Engram, que hizo un partidazo y tiene muy buena pinta, pero parecía que era el único receptor en el campo. No lograba conectar con el resto de receptores (los pocos que le quedan sanos) y el juego terrestre seguía siendo frenado por una defensa de Seattle que se mostró impenetrable durante todo el partido.

Llegados a este punto del encuentro, Wilson tomó las riendas y cerró el partido con dos pases de touchdown a Richardson (un bonito flea flicker de 38 yardas) y a Graham, tras un drive en el que jugó a un increíble nivel fuera del pocket y donde sometió a la secundaria, ya muy cansada, de los Giants.

Con este triunfo los Seahawks hacen una demostración de fuerza, sobre todo en defensa y con un Russell Wilson superlativo, y se colocan con un récord de 4-2 para seguir luchando por la primera plaza de la división contra los Rams. Por otro lado, los Giants vuelven a hundirse en la depresión en la que llevan toda la temporada, de la que únicamente salieron con la victoria ante los Broncos la semana pasada, y firman un récord de 1-6 que hace prácticamente imposible su clasificación para playoffs.