Las visitas al Sports Authority Field de Denver no son algo que en New England vean con buenos ojos. Durante los últimos años los Broncos han dado numerosos problemas a los vigentes campeones, pero esta vez fueron los visitantes los que dieron un golpe sobre la mesa con una buena muestra de lo que se suele llamar fútbol situacional en lo que fue una noche memorable para sus equipos especiales,

Un fumble a la hora de retornar un punt por parte de los Broncos en la primera posesión del partido dio la primera ventaja a los Patriots. El efecto del balón pateado por el zurdo Ryan Allen confundió a McKenzie, que no consiguió asegurarlo y solo pudo mirar impotente mientras Jacob Hollister cubría el ovoide en campo rival. Un par de jugadas después Rex Burkhead abriría el marcador al recibir un pase de Tom Brady en una ruta slant.

Los Broncos consiguieron mover el balón de forma más o menos constante tanto por aire como por tierra. Emmanuel Sanders dejó claro desde el principio que tenía a Malcolm Butler en el bolsillo, pero las secuencias ofensivas no conseguían traducir el éxito en puntos, conformándose en tres ocasiones con los tres puntos de la patada. Un retorno de kickoff de Lewis para touchdown no hizo sino añadir sal a la herida inicial, colocando el marcador en 14-3 casi al inicio, con todos los puntos de los visitantes siendo consecuencia de los equipos especiales.

Los Patriots plantearon el encuentro en ataque alrededor de la protección a Brady, ya fuera de forma directa —con la línea ofensiva y las ayudas en bloqueos de TEs y RBs— o indirecta —con el juego de carrera—. Burkhead y Lewis movieron las cadenas con facilidad durante todo el partido, lo que no solo mantuvo al temible frente de los Broncos en tensión sino que abrió la puerta al play action, con el que Brady desangró a la defensa de los de Colorado. Rex Burkhead continuó con su gran noche bloqueando un punt, y Dwayne Allen se estrenó con los Patriots con su primera recepción para touchdown bajo los colores de New England. El 27-9 al descanso reflejaba el dominio de los visitantes, que de forma metódica y sin demasiada parafernalia eran dueños y señores del encuentro. Tal y como le gusta a Belichick.

Los Broncos despertaron al comienzo de la segunda parte, sin embargo, anotando un touchdown tras una gran recepción de Demaryius Thomas con Stephon Gilmore colgado de su cuerpo. El problema vino cuando, al contrario de lo que hemos visto los últimos años, la defensa perdió fuelle y concedió un sencillo drive al ataque de los Patriots que remató Dion Lewis por vía terrestre. El éxito terrestre de los Patriots evitó que los Broncos atosigaran a Brady —solo un sack en todo el partido— y mantuvo el reloj en marcha, agotando poco a poco las opciones de los locales. Recién empezado el último cuarto el quarterback de New England arrebató la vida que le quedaba a los Broncos con un pase de touchdown a James White. La secundaria se encargó de colocar los últimos clavos en el ataúd cuando Patrick Chung interceptó a Osweiler en la secuencia posterior. Brian Hoyer, el recién adquirido quarterback suplente, se encargaría de cerrar el partido.

Los Broncos continúan con su espiral de malos resultados y encajan de esta forma su quinta derrota consecutiva. Los Patriots, por su parte, mantienen la línea ascendente de las últimas semanas y se alejan cada vez más de la dudosa imagen mostrada durante el primer mes de campaña, si bien la defensa todavía parece estar un par de peldaños por debajo de lo que se espera de un contendiente a todo. Tendrán que seguir trabajando de cara al duelo en México ante los Raiders de la semana que viene. De momento el balance de 7-2 los coloca cómodamente al frente de su división y empatados con los Steelers como mejor equipo de la conferencia. Los Broncos se quedan en tierra de nadie con un desilusionante registro de tres victorias por seis derrotas.