Jimmy Graham dominaba la NFL bajo el negro y dorado de los New Orleans Saints. Su conexión con Brees era temida a lo largo y ancho del país e incluso más de uno se atrevía a colocarlo por delante de Rob Gronkowski en cuanto a habilidad como jugador se refiere. Fue traspasado a los Seattle Seahawks antes de la temporada 2015 y desde entonces no ha sido capaz de recuperar el ritmo.

De New Orleans a Seattle

Los Seahawks necesitaban añadir pólvora a su ataque, sobre todo cerca de la zona de anotación. Sobre el papel, la adquisición de Jimmy Graham significaba añadir a la ofensiva un objetivo muy grande capaz de dominar físicamente a los defensas rivales. Sin embargo, el sistema de Seattle y Graham no terminaban de casar. Las carencias de Jimmy como bloqueador afectaban a la cantidad de tiempo que podía pasar en el campo, y en cuanto a producción como receptor se veía por detrás de Doug Baldwin, Jermaine Kearse y Tyler Lockett. La primera temporada en Seattle supuso un bajón importante en la carrera del jugador, que vio cómo sus yardas de recepción pasaban de rondar la unidad de millar cada temporada a quedarse en apenas seiscientas. Además, una lesión de rodilla le privó de disfrutar del último cuarto de la temporada. Más allá de las yardas, el gran golpe lo recibió en las anotaciones. La primera temporada solo pudo subir puntos al marcador en dos ocasiones.

Durante la segunda temporada en Seattle, Graham consiguió superar las novecientas yardas de recepción. En esta ocasión la química con Wilson parecía haber aumentado y el quarterback de los Seahawks pasó de lanzar 74 balones al tight end en 2015 a 95 durante la temporada 2016. A pesar de aumentar su número de anotaciones a un total de seis, la cifra seguía notablemente por debajo de lo que mostraba en New Orleans. Eliminando su temporada rookie —en la que aún así anotó cinco veces a pesar de no llegar a las 350 yardas— Graham nunca bajó de nueve anotaciones por temporada antes de abandonar la ciudad de Louisiana. En dos años en Seattle solo había sido capaz de encontrar la pintura un total de ocho veces. Aunque las yardas de recepción volvían a ser las de siempre, Jimmy Graham parecía haber perdido la capacidad de ofrecer a su quarterback una opción segura cerca de la zona de anotación.

El comienzo de la temporada 2017 no fue del todo esperanzador. Las cuatro primera jornadas pasaron sin que Graham hubiese encontrado la pintura, y en las dos primeras no llegó a acumular diez yardas totales de recepción. A partir de la quinta semana, con el juego de carrera del equipo totalmente fuera de la ecuación, el peso del juego cayó sobre los hombros de Russell Wilson. La porosidad de la línea ofensiva, además, provocó que el pasador tuviera que correr por su vida y extender las jugadas para poder encontrar opciones de pase. Desde entonces, la producción de Jimmy Graham se ha disparado. Desde la quinta semana de competición el tight end ha anotado en todos los partidos menos en el duelo ante Washington. Acumula siete touchdowns en los últimos seis partidos, a pesar de que los números en cuanto a yardaje continúan dentro de los promedios de su carrera. Russell Wilson comienza a pensar más en Jimmy Graham cuando las secuencias ofensivas se calientan.

De menos a más en la zona roja

Los números cuentan la historia. Jimmy Graham solo recibió tres pases de ocho lanzados en su dirección dentro de la yarda 20 del rival en toda la campaña 2015. Russell Wilson miraba en la dirección del jugador en el 15% de las ocasiones en las que entraban en la zona roja. Números muy poco deseables para la amenaza que es Jimmy Graham. Por ejemplo, Rob Gronkowski recibió once pases en esa zona del campo y Brady le lanzaba en el 22% de las ocasiones. La estadística la lideró DeAndre Hopkins con 29 pases lanzados hacia él —de los que atrapó 15—, suponiendo un 36% de los pases lanzados y convirtiendo en siete ocasiones.

En 2016 la situación en la zona roja mejoró, y Graham vio veinte pases lanzados hacia él, atrapando ocho. Consiguió que cuatro de ellos supusieran puntos en el marcador. Wilson pasó a lanzarle un 24% de las veces que cruzaban la veinte del rival, mejorando la estadística de la temporada anterior. Aún así, sus números no rompen la élite de la NFL. Jordy Nelson lideró la liga en ese ámbito, viendo 32 pases lanzados en su dirección, atrapando 21 y convirtiendo once de ellos en anotaciones. Ese es el tipo de producción que se espera de armas de semejante calibre.

Y eso es lo que se está viendo en la presente campaña. Con once partidos a las espaldas, Jimmy Graham lidera la liga en cuanto a pases lanzados en su dirección en la zona roja. Cuando la ofensiva de Seattle entra en la veinte, el 35.5% de los pases van en la dirección de Jimmy. Con solo once partidos, Wilson ya ha lanzado 22 pases a Graham. La cifra contrasta de forma destacable con los 28 totales de las dos campañas anteriores. En la presente temporada, Graham ha atrapado 13 balones y ha convertido siete de ellos en anotación. Ambas cifras también lideran la liga.

Con cinco partidos todavía por disputarse, la presente temporada puede ser la que devuelva a Jimmy Graham al lugar que se merece, el de los jugadores a tener en cuenta cuando más importa. Las defensas deberían ir tomando nota del número ochenta y ocho de los Seahawks.

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