Historias similares son las que se encontrarán el próximo domingo en el Lincoln Financial Field, cuando Philadelphia y Minnesota busquen regresar a la Súper Bowl.

Por los Eagles, fueron una de las mayores sorpresas en la temporada culminando con récord de 13-3, sin embargo, en la semana 14 Carson Wentz se lesionó y Nick Foles tuvo que entrar a relevarlo. Terminaron la campaña siendo blanqueados por los Dallas Cowboys 6-0 y en la ronda divisional, aunque en Las Vegas no los daban como favoritos a pesar de ser los número uno de la conferencia contra el seis, terminaron ganando. Durante el partido diversos errores de equipos especiales otorgaron puntos a Atlanta, pero fue en el final del encuentro que la defensiva resistió el embate de los Falcons y ganaron el juego 15-10.

Los Vikings también tuvieron una historia parecida, debido a que Sam Bradford se lesionó en los primeros juegos de la campaña, Case Keenum entró para ser el quarterback titular. Con muchas dudas en un inicio, se fue desempeñando de mejor forma liderando al equipo para ganar el campeonato de la NFC Norte y en el partido divisional, a pesar de tener 17 puntos de ventaja a la mitad del tercer cuarto, los Saints remontaron en el último periodo y, a falta de unos segundos, sucedió la milagrosa recepción para ganar el duelo.

Philadelphia en dos ocasiones ha ganado la final de la NFC, siendo la más reciente en el 2004, año en el que disputaron la Súper Bowl cayendo contra los New England Patriots.

Desde 1977 los Vikings no aparecen en la máxima justa, en aquella oportunidad perdieron contra los Oakland Raiders en la edición XI y hace unos años perdieron la final de conferencia ante los New Orleans Saints.

Para este duelo, el favorito en Las Vegas son los Minnesota Vikings, agregando que, nunca en la historia de los playoffs había acontencido que el número uno no fuese favorito para ganar el partido.

Precisión en los quarterbacks

El punto más débil en ambas escuadras es en esta posición, ya que tanto Foles como Keenum no iban a ser los quarterbacks titulares como se pensaba a principio de temporada.

Nick Foles tuvo un partido aceptable contra Atlanta al lanzar 22 de 30 para 246 yardas sin touchdowns ni intercepciones. Philadelphia debe de darle protección y aportar en el ataque terrestre dejándole terceros downs de poco yardaje, de lo contrario, Foles es un pasador propenso a cometer errores y Minnesota es experto en capitalizarlo.

Por los mismos rumbos está Keenum, quien el pasado partido tiró 25 de 40 para 318 yardas con un touchdown y una intercepción que le terminó dando a los Saints la oportunidad de remontar el juego. De igual forma, no dejarle toda la carga a Keenum para evitar las pérdidas de balón.

No cometer errores

Los Eagles padecieron de las entregas de balón contra Atlanta, aunque pudieron sacar el partido al final. Es obvio señalar, pero en un juego que pinta tan cerrado, las menores entregas de ovoide que tengan ambos equipos podrán determinar el rumbo del partido.

Minnesota provocó dos intercepciones a Drew Bress que impidieron puntos y, además, pudieron aprovechar para irse al frente en el marcador, situación que querrán repetir el próximo domingo.

Defensas

El punto fuerte de ambos equipos son sus defensivas. La presión a los ‘novatos’ quarterbacks será una de las claves, pero antes deberán frenar el ataque terrestre; Philadelphia propició 31 entregas de balón en la temporada, producto de 19 intercepciones y 12 fumbles. Mientras que los Vikings recuperaron el ovoide 19 veces (14 intercepciones y cinco fumbles). La clave estará de este lado del terreno de juego, a medida que avance el juego y la diferencia en el marcador sea mínima, las defensivas tendrán un mayor peso para conseguir el anhelado retorno a la Super Bowl.