Los Jacksonville Jaguars llegaron a Foxboro con las piezas adecuadas para poner en problemas a los Patriots, y durante algo más de tres cuartos lo consiguieron. Con su agobiante defensa y un partido brillante de Blake Bortles al mando del ataque, los de Florida tuvieron a los vigentes campeones contra las cuerdas. Hay algo que, sin embargo, no se puede parar con talento: la magia. Y de eso Tom Brady entiende un rato.

Los Patriots comenzaron atacando con una secuencia ofensiva marcada por el ritmo alto. Brady lanzó el balón desde el inicio, demostrando que la famosa lesión del pulgar no iba a dar muchos titulares dentro del césped. Luciendo únicamente un pequeño vendaje negro alrededor del dedo afectado, el pasador de los locales condujo a su equipo hasta las profundidades del territorio de los Jaguars, pero tuvieron que conformarse con tres puntos.

A partir de ahí los visitantes se hicieron con el control del juego. Fournette ejerció de martillo pilón y Bortles destrozó de forma constante a la defensa de New England a base de jugadas inteligentemente diseñadas para explotar las debilidades en el juego de la defensa de Patricia. De esa forma recorrieron el campo dos veces —con su defensa asfixiando al ataque de New England por tierra y por aire— y colocaron catorce puntos en el marcador. Bortles encontró a Lewis en la zona de anotación tras un play action a escasas yardas de la pintura y posteriormente sería Fournette el que cruzaría la línea de gol pasando por encima de Kyle Van Noy.

Una secuencia ofensiva de New England marcada por dos penalizaciones sobre la defensa de Jacksonville les permitió acercarse a la zona noble y pocos segundos después James White se apuntó una anotación terrestre para acortar diferencias. Los puntos no vendrían exentos de un coste, pues la primera de las dos penalizaciones señaladas contra Jacksonville fue en un golpe casco contra casco de Gipson a Gronkowski que acabó con la superestrella de New England fuera para el resto del partido por temas del protocolo de conmociones cerebrales.

El tercer cuarto vino y se fue, con los Patriots encontrando todas las dificultades del mundo para mover el balón y los Jaguars atascándose en ataque tras los ajustes defensivos de los locales. Los Jaguars anotaron un field goal para poner el partido a siete puntos de distancia, y nada más inaugurar el último periodo repetirían la acción para colocar el luminoso en 20-10. New England intentó avanzar por activa y por pasiva, y tras un excelente trick play —Brady dio un pase atrasado a Amendola en una banda y el receptor de los Patriots lanzó un balón a Lewis que recorrió todo el ancho del campo— los Jaguars destrozaron sus aspiraciones al conseguir provocar y recuperar un fumble.

New England se mantuvo en el partido y, cuando el reloj comenzó a apretar, apareció el doce. Y no lo hizo solo, pues a falta de Gronkowski fue Danny Amendola quien saltó a la palestra. El ágil receptor atrapó un láser de Brady en 3&18 en el último cuarto para mantener a su equipo con vida, y poco después sería él quien, tras recibir otro balón del quarterback, cruzaría la línea de gol devolviendo la ilusión a la fanaticada local.

La defensa cumplió y detuvo a los Jaguars, dándole a Brady y sus chicos la oportunidad de ponerse por delante. Y así lo hicieron, cuando Amendola agarró un balón al borde de la zona de anotación y milagrosamente consiguió meter los dos pies dentro del terreno de juego. Los Patriots colocaron el marcador en 20-24 y dejaron la presión en Bortles y la ofensiva de Jacksonville, que no habían conseguido repetir sus éxitos de la primera mitad. La defensa local se hizo fuerte con apenas dos minutos en el reloj y Gilmore palmeó un balón en cuarto down para devolver el balón a su equipo. Dion Lewis consiguió el primer down en una situación de 3&9 y los Patriots dejaron correr el reloj, certificando con la rodilla de Brady su pase a la Super Bowl LII. Será la octava aparición en el gran partido de Tom Brady y la décima de la franquicia, ambos récords absolutos en la NFL.

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