Los Vancouver Canucks tuvieron el privilegio de ser el último equipo en visitar el hielo del Rexall Place de Edmonton. El partido en sí fue un mero trámite para los dos conjuntos ya que hace tiempo que se esfumaron sus esperanzas de entrar en playoffs. No obstante, fue un choque mágico en el que se pudo presenciar cómo se despedía a uno de los estadios más emblemáticos de la historia del hockey hielo. La nueva generación, la de McDavid, Hall y Draisaitl fue la encargada de poner el broche final a una noche que se grabará en la memoria de los fans de la franquicia petrolera. El choque concluyó con un 2-6 para los locales con unos Oilers entregados que no quisieron empañar la despedida e hicieron todo lo posible para cerrar el partido con victoria. 

Durante sus más de cuarenta años de vida el Rexall Place acogió a alguna de las mejores plantillas recordadas en la historia del hockey. Además, vio formarse al considerado para muchos el mejor jugador de todos los tiempos, al gran Wayne Gretzky. En el Rexall los Oilers ganaron cuatro Stanley Cup en una época en la que el equipo de Alberta vivió su mejor época, en la que alcanzó la cima del hockey. Muchos de los culpables de ese éxito se acercaron para ver el encuentro y despedir al estadio que les vio crecer como patinadores. Fue un triste pero necesario adiós. 

Los Edmonton Oilers no se moverán de su ciudad y la próxima campaña defenderán sus intereses en el nuevo Rogers Place. Será una tarea casi imposible rememorar los momentos vividos en el Rexall. No obstante, con un nuevo enfoque, Edmonton necesita aprovechar de una vez por todas su potencial y comenzar a despegar para devolver la gloria a una ciudad que hace tiempo se cansó de esperar.