Año 2006, dos años sin tener una Stanley Cup por la huelga (el lockout) del año 2005. Se presentaban a esta final uno de los candidatos, junto con Buffalo y Ottawa, de la conferencia este: los Carolina Hurricanes, que aspiraban a conseguir su primera Stanley. El oeste estaba representado por los Edmonton Oilers que llegaban a estos playoffs clasificándose en las últimas jornadas desbancando a los Canucks por tres puntos y sorprendiendo a propios y extraños con unos playoffs espectaculares.

Además era la primera vez que dos equipos de la World Hockey Association se enfrentaban en una Stanley Cup después de la unificación de 1979. Con el sistema de calendario instaurado por ese mismo año no se enfrentaron durante la temporada regular. Con lo que la incógnita era mayor sobre esta serie. Una serie que nadie habría previsto y que en si misma era imprevisible.

El viaje de la atracción comienza

La serie empezó con un auténtico partidazo en el que los Hurricanes consiguieron la mayor remontada en la historia de una Stanley Cup remontando un 4-1 y ganando el primer partido de la serie. Lo más reseñable de ese partido es la lesión de Dwayne Roloson que fue sustituido por Ty Conklin cuyo error culminó la remontada local.  De ese partido también se recuerda la parada de Cam Ward al final del tercer periodo que evitó la prórroga. 

El segundo partido fue un monólogo de los Hurricanes a unos Oilers que no contaron con su portero titular y tuvieron serios problemas en la portería. El partido acabó 5-0. Fue el primer partido en la historia de una final en que un equipo jugó con tres porteros distintos en un mismo partido.

Rumbo a Canadá

La serie se trasladaba entonces a Edmonton donde los canadienses tenían un fortín siendo uno de los mejores equipos de la competición y con llenos en todos sus partidos. El tercer encuentro cayó en manos de los canadienses a pesar de las bajas en un partido muy igualado. Al igual que sería el cuarto pero esta vez con victoria para los de Carolina. Ambos partidos acabaron 2-1. La serie se ponía 3-1 para los Hurricanes que tenían, por lo tanto, tres bolas de partido para ganar su primera Stanley.

La serie enloquece

La primera de esas bolas era en casa y que mejor momento que ganar tu primer campeonato que ante tu público. El partido se puso de cara para los locales, al tercer tiempo partían con un 3-2 en el marcador establecido desde el final del primer periodo y con los locales dominando. Pero un gol de los Oilers llevó el partido a la prórroga donde los visitantes acabaron con la primera opción de victoria para los Hurricanes, que además perdieron a Aaron Ward para lo que restaba de serie. Con la decepción de Carolina todavía presente se jugó el sexto partido el cual fue un monólogo de Oilers que ganaron con un aplastante 4-0.

Se llegaba al séptimo partido después los Hurricanes haber desaprovechado un 3-1 en la serie. Este séptimo encuentro se puso muy de cara para los locales que se llevaron el partido sin una gran dificultad. Ganando así la primera y única Stanley Cup de la franquicia. Los Oilers no pudieron cuajar la remontada y poner el broche de oro a sus playoffs