La novedad y la tradición. Los Columbus Blue Jackets y los Chicago Blackhawks se unieron la pasada madrugada a los Washington Capitals como equipos matemáticamente clasificados para la postemporada. La franquicia entrenada por John Tortorella se confirma como la revelación del año tras finalizar la pasada campaña como uno de los peores conjuntos mientras que los de Illinois se convierten en el primer equipo de la conferencia oeste con billete para los playoffs.


Los de Ohio se han clasificado para los playoffs por tercera vez en su corta historia en Columbus y por primera desde la temporada 2014-15. Tras asombrar a toda la NHL con unos registros espectaculares durante todo el año, la forma de certificar su pase a la postemporada ha sido cuanto menos curiosa. Vencieron por 4-1 a los New Jersey Devils en el Prudential Center con dos tantos de penalti, uno en inferioridad numérica y un último a puerta vacía. 


Con 100 puntos por primera vez en su historia, los Jackets están empatados en lo alto de la tabla con los Capitals y en busca de conquistar el President’s Trophy como equipo con más puntuación al final de la temporada regular. Diez goles a los Canadiens en una sola noche, dieciséis victorias consecutivas… son algunos de los momentos más importantes del equipo de Tortorella durante esta campaña, que avanza con paso firme hacia la historia.

Chicago de nuevo a la postemporada

Por su parte, los Chicago Blackhawks han certificado su pasaporte a los playoffs por 62ª vez en su historia gracias a la victoria de los Calgary Flames sobre los Kings y lucharán así por su séptima Stanley Cup. Los pupilos de Joel Quenneville protagonizaron una excelsa remontada ante unos desastrosos Colorado Avalanche, anotando tres goles en apenas medio minuto y cinco en el tercer periodo. No llegó sin polémica


Con 3-2 en el electrónico, Jonathan Toews fue el actor principal de una jugada con mucha controversia y que acabó siendo el empate. El canadiense aparentaba estar en offside al comienzo de la acción y fue lo que pidió revisar el técnico de los Avalanche. Daba la sensación de que los árbitros podían volver sobre sus pasos y anular el tanto pero no lo creyeron conveniente y, tras el partido, la NHL argumentó que no había suficiente evidencia como para no validar el gol. Supuso el 3-3 y la continuación de un tornado ofensivo de Chicago, que completaría la remontada instantes después para delirio de todos los asistentes que coparon el United Center. 


Ambos entrenadores defendieron sus intereses tras el encuentro y mostraron su particular visión de lo sucedido. Jared Bednar, técnico de Colorado, señaló que no acababa de entender lo que había presenciado. “La pastilla no estaba en su stick. Es lo que es. Para mí, es 3-2 y nueve minutos y medio para el final, lo que les da un poco de vida a ellos”. Por el contrario, Quenneville fue más sencillo y evitó entrar en problemas apuntando que “fue la decisión correcta”.


Los halcones aventajan en siete puntos a los Minnesota Wild, segundos en la división central y sumidos en una profunda crisis deportiva con cinco derrotas consecutivas y solo dos victorias en los últimos diez encuentros. Además, suman 18 unidades más que los St. Louis Blues, terceros de su misma división.