Los New York Islanders parecían sumidos en el pozo hace dos meses. Han resurgido no del cliché del ave fénix de sus cenizas, pues no estaban muertos, estaban adormecidos. Muchos problemas han surgido a lo largo de la temporada, algunos no han sabido solucionarlos, otros sí. A dos puntos de los Bruins, la temporada parecía enderezarse justo cuando solo quedan ocho encuentros en la campaña. Aun así no todo parece haberse enmendado por unas razones u otras. El deporte tiene sus lesiones y sus problemas de vestuario. La parte humana, entre otros, problemas de confianza.

De los primero la franquicia afincada en el Barclays Center ha estado lastrado. No más de lo normal que un equipo medio de la NHL. Lo que si se puede decir de estas es que han venido en momentos muy concretos, e importantes, de la temporada. La última es la de Ryan Strome que se perderá lo que resta de temporada, y unos hipotéticos playoffs, por una costilla rota. La lesión se produjo en el partido ante los Rangers hace dos madrugadas. De esta forma se pone fin a la temporada 16/17 para Strome con unos baremos de 30 puntos (13 goles y 17 asistencias) en 69 partidos. 

La vuelta del Caballero Oscuro

De lo segundo el ejemplo perfecto es Jaroslav Halak. El portero eslovaco vuelve a la disciplina de los Islanders después de su paso por la AHL donde ha permanecido los dos últimos meses. Halak fue asignado a los Bridgeport Sound Tigers donde ha mejorado bastante su estado físico después del "pobre juego" mostrado durante los meses anteriores. Sus números han sido de un 92,5% de paradas, una media de dos goles por partido y un récord de 17-7-1. Después de la fracasa rotación a tres que propusieron a principio de temporada los Islanders, Halak se ocupará de la portería y de darle un puesto a los neoyorquino en postemporada.

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Sobre el autor
Adrian Cobo Garcia
Amante del deporte. Periodismo (UMA)