No siempre algo que se espera que pueda ocurrir tiene que ser aburrido o carente de interés, y eso quedó demostrado en la noche del sábado en el primer partido de la final de la conferencia este de la NHL, donde se sabía que habría un duelo intenso entre la magia combinativa y el juego vertical de los Penguins y la brega y el compromiso, unido a la capacidad de golpear de los Senators. Y eso es lo que se pudo ver en un emocionante partido inaugural.

Y es que tanto Mike Sullivan como Guy Boucher tienen muy claro lo que quieren y esperan de sus equipos, y a estas alturas de temporada, sus equipos lo llevan a cabo sin dudas.

Un principio de partido en el que los Penguins se encontraban más cómodos frente a unos Senators que no paraban de encadenar penalizaciones con sus correspondientes inferioridades numéricas incluyendo un extenso 5 contra 3 que los locales fueron incapaces de aprovechar.

Esta capacidad de resistencia de los canadienses se vería recompensada con el gol de Jean-Gabriel Pageau a cinco minutos y medio del primer descanso, anotándose su octavo tanto de la postemporada.

El segundo tercio transcurrió en un tono similar, pero con unos Senators más asentados que dejaron de cometer tantas penalizaciones lo que les dio una mayor sensación de control del partido, incluyendo un gol no concedido a Alexandre Burrows mediado el mismo. Aún así el número de disparos fue muy similar para los dos equipos en el mismo, 12 a 11 a favor de los Senators.

En el tercer periodo, los locales tenían muy claro que debían seguir insistiendo sobre la portería de Craig Anderson, pero este muy seguro, seguía haciendo valer el gol marcado por su equipo como ganador del encuentro. A pesar de esta sensación de seguridad, los Senators eran capaces de salir con el disco jugado desde su pista a la rival, sobre todo cuándo intervenía su capitán Erik Karlsson, que volvió a estar inmenso en actitud defensiva, circulación de la pastilla e incluso en ataque liderando la clasificación de tiros a portería.

Cuándo parecía que el partido acabaría con ese único gol, apareció el genio cuándo debe, en el momento de necesidad, y Maltkin marcó a cinco minutos del final para llevar las tablas al electrónico. Pero esto no significó que los equipos contemporizaran camino del tiempo extra, Ottawa no perdió la compostura, al contrario, sacó su carácter guerrillero y percutió incluso con más fuerza que antes sobre la portería de Fleury. Por su parte, Pittsburgh por mediación de Phil Kessel estrellaba un disco en el poste a 2:57 del final.

Si hay un equipo acostumbrado a jugar bajo la presión de la muerte súbita, estos son los Senators, y lo volvieron a demostrar llevándose otro partido en el saco marcando en la prórroga, un activísimo Bobby Ryan que arrancaba la pastilla en una meritoria acción defensiva a Olli Maatta en territorio Penguin para acto seguido batir a Fleury sin llegar a los cinco minutos de prolongación.

Alegría y abrazos en los visitantes y miradas bajas y patinar lento hacia el vestuario por los locales, que aún así aguantan el envite, Sidney Crosby al final del partido afirmó: "El hockey de playoffs es así", "...jugaremos partidos en los que tendremos ocasiones y no entrarán, pero si jugamos de la manera correcta, terminarán por entrar. Creo que debemos mantener nuestra mentalidad y encontrar la manera de mejorar"

En el segundo partido, también en Pittsburgh, la madrugada del lunes al martes a las dos de la mañana, veremos si este David contra Goliat, se ha convertido en un Goliat contra Goliat, un auténtico duelo de gigantes.

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