El pasado lunes por la mañana fue confirmada por la NHL la adquisición del total del capital de los Arizona Coyotes por parte del que ya era propietario mayoritario del club, Andrew Barroway. Según Bill Daly, comisionado adjunto de la NHL, "La reorganización es un esfuerzo para consolidar y fortalecer la propiedad resolver varias disputas que existían entre los propietarios”. “Pensamos que esto mejorará las posibilidades del club para alcanzar una solución a largo plazo en el Valle (la zona metropolitana de Phoenix)".

La larga travesía del desierto

Y es que el equipo del desierto vive un capítulo más de la aventura que supone su existencia desde que la franquicia fuera trasladada desde Winnipeg  en 1996. La quiebra del equipo en 2009, llevó a que fuera administrado por la liga para evitar su salida del estado de Arizona hasta 2013, que fue adquirida por el consorcio IceArizona.

En 2014 entró en el capital ya como accionista mayoritario Andrew Barroway, y con esta operación en 2017, IceArizona desaparece por completo de la propiedad y del organigrama del equipo.

Aunque en los primeros rumores que hablaban de esta operación el pasado mes de Marzo se hablaba de que podría venir acompañado de otros inversores, finalmente ha sido una operación en solitario, y de momento no se espera incorporación de otras fuentes de capital en un futuro próximo.

¿Qué futuro espera a los Coyotes?

Ahora será Barroway por si mismo, quien tendrá que sacar adelante una franquicia que se enfrenta a retos difíciles, encontrar un nuevo pabellón tras la extinción de su contrato en el Gila River Arena, todavía no hay perspectiva de cual será el futuro pabellón del equipo, pero ya desde la NHL se ha comunicado "que habrá paciencia con los Coyotes" al respecto.

 Una situación económica nada positiva, según la revista Forbes, ya que el club presentó unas pérdidas de en la temporada 2016-17 de 20 millones de dólares que tras intereses de deuda (se estima dicha deuda en 250 millones de dólares), podrían alcanzar los 27 millones.

La operación también puede afectar al organigrama deportivo y a la plantilla, ya que aunque la intención del nuevo propietario es la de mantener a ejecutivos y personal, pero todas aquellas personas pertenecientes al grupo saliente si cesarán en sus funciones y eso si que puede traer consecuencias ya que por ejemplo Gary Drummond fue la persona clave y principal apoyo del entrenador y vicepresidente ejecutivo de operaciones de hockey Dave Tippet, al que todavía le quedan cuatro temporadas de contrato. También puede influir en la decisión de continuar o retirarse como jugador de su legendario capitán Shane Doan, que mantiene una relación muy cercana con otro de los propietarios salientes, George Gosbee.

Ahora solo queda esperar para ver si este nuevo intento de reconducir la franquicia y conquistar para el hockey el soleado estado de Arizona tiene éxito.