Había expectación en la capital canadiense por ver el aspecto de las gradas en los dos primeros partidos de la temporada tras la reducción del aforo del Canadian Tire Centre decidida en el pasado mes de Septiembre. Pero en los duelos frente a Washington y Detroit, se siguieron viendo zonas vacías en la grada. Algo que podría calificarse de paranormal en Canadá, donde el hockey supera la pasión deportiva para ser casi una religión.
La épica batalla contra los Pittsburgh Penguins que cerró su curso 2016-17 y la mencionada reducción del aforo de su pabellón parecen no haber encendido el fuego de la pasión en la afición de Ottawa, a la hora de abonarse esta nueva temporada.
Y es que junto a causas que han contribuido a la disminución de espectadores, como la localización de su pabellón en Kanata, un suburbio de Ottawa en lugar de en el centro de la ciudad, y los tristes resultados habidos en los últimos años hasta esta última temporada, este año se ha acentuado el problema de que la ciudad sea la capital federal de Canadá.
Ottawa, ciudad de gobierno, ciudad de funcionarios
A priori, ser la capital del país puede parecer una ventaja para el establecimiento de una franquicia deportiva, pero en el caso de Ottawa no parece ser así.
Ya que Ottawa es la capital política del país, pero no la económica, que es Toronto, con lo cual no tienen el mercado de venta de palcos y entradas que en otras franquicias son adquiridos por grandes empresas tanto para sus directivos como para cortesía con invitados o promociones publicitarias.
Y siendo una ciudad que vive del funcionariado federal, es natural que los problemas que afecten a la institución perjudiquen a toda la ciudad. Y es que este verano, el sistema informatizado de pagos a funcionarios, conocido como Phoenix System ha sufrido problemas que han llevado a retrasos en el pago de los sueldos de los funcionarios de hasta dos meses, justo en el momento de la venta de los abonos de temporada, convirtiendo el entretenimiento en un lujo alejado de las prioridades de los pagos de las necesidades del día a día.
¿Hay futuro para los Senators en Ottawa?
Este inicio de temporada puede parecer descorazonador y poco motivante para el futuro de la franquicia, pero si se llevan a cabo los proyectos de un nuevo pabellón más céntrico, el equipo continúa la senda de resultados iniciada la temporada pasada y se resuelven los problemas de gestión del gobierno federal canadiense, el futuro de la franquicia se vuelve más brillante.
Y aunque hay puntos en contra, como la ausencia de llenos en los magníficos playoffs de la temporada pasada, la innata pasión por el hockey que late en los canadienses, y el hecho de que en la gloriosa época de la final de 2007 capitaneada por el mítico Daniel Alfredsson, se demostró que el coliseo de los Sens podía convertirse en una olla a presión, ahora que otro sueco, Erik Karlsson, se ha convertido en el gran capitán del equipo, como si fuera una señal del destino, una apuesta a favor de que eso se repita, nos hace creer que no sería tirar el dinero a la basura.