Volvía el Deportivo Alavés a la competición doméstica y lo hacía lejos del calor de su gente, en Barcelona. Estaba por ver la respuesta del conjunto gasteiztarra después de las fechas FIFA. En la memoria del aficionado albiazul inquietante todavía resonaba la dolorosa derrota que sufrió el Alavés tras el parón a manos del Getafe. Si a esto le añades las tres derrotas en los últimos tres partidos el cóctel resultaba mortal. 

A pesar de los precedentes negativos, el Alavés saltó al verde del RCDE Stadium con la voluntad de intentar cambiar la dinámica. Había que cortar la sangría de goles en contra que había sufrido el equipo en los anteriores tres partidos. El objetivo era volver a ser ese equipo sólido de antaño que maniataba las defensas rivales hasta asfixiarlos. 

Ante esta tesitura, el preparador gijonés apostó por los mismos, es decir, por Pacheco, Martín, Ely, Laguardia y Duarte. Estos cinco son inamovibles para el Pitu sea quien sea el rival. Aun así, Martín suele descansar de vez en cuando, ya que, no olvidemos el salto que ha supuesto para él, el hecho de cambiar Ibaia por Mendizorrotza.

Así las cosas, el Deportivo Alavés se mostró seguro en defensa y minimizó al conjunto perico en ataque gracias a la seguridad de sus futbolistas. Mención especial para Fernando Pacheco, que trabajó de lo lindo y sacó una mano espectacular a Aarón Martín cuando este ya se disponía a cantar el primero de la matinal. 

En parte, se recuperó el rigor defensivo y el Alavés no sufrió demasiado atrás. El nivel de la zaga albiazul fue de notable alto dejando la portería a cero. Es verdad que tampoco fue un partido con mucho protagonismo en las áreas lo que ayudó en parte para que se alcanzara la meta.

Sin ningún gol en contra, el Deportivo Alavés se marchó a Vitoria con un punto bajo el brazo y tiene el descenso a 11 puntos. A su vez, es la sexta vez que Pacheco deja la portería a cero desde que esta Abelardo en el banquillo.