La AS Roma sigue sin reinar en Italia. Quedando dos meses para que finalice una nueva temporada, el conjunto de la città eterna podría encadenar, otra temporada más, sin haber ganado ningún título. Con la llegada de Di Francesco y Monchi a la città eterna, parecía que vendrían buenos tiempos para los romanos, pero después de ocho meses, la Champions es la única competición real donde la Roma podría terminar levantando un trofeo.

Con Spalletti en el banquillo, el técnico del conjunto romano durante la anterior campaña, los italianos realizaron una temporada más que aceptable. Segundos en liga a cuatro puntos del líder, eliminados en las semifinales de la Coppa Italia y en octavos de final de la Europa League ante el Olympique de Lyon, en Roma se respiraba un ambiente agridulce. Felicidad, porque consiguieron la mayor puntuación liguera de su historia, y tristeza, porque no consiguieron levantar ningún título.

El propio antiguo entrenador, Luciano Spalletti, decidió abandonar el equipo al que también había entrenado durante una anterior etapa durante cuatro años por, justamente, no haber ganado ningún título. Monchi y Di Francesco llegaron a Roma y, bajo el brazo, fichajes de renombre como Kolarov, pero tras la salida de jugadores como Sczcesny, que terminó sus dos años de sesión en Roma, Rüdiger, defensor del Chelsea, y Salah, actual máximo goleador europeo, la Roma parece echarles mucho de menos.

Eusebio Di Francesco en acción / Foto: AS Roma
Eusebio Di Francesco en acción / Foto: AS Roma

Un arranque para soñar

El comienzo de temporada de los romanos fue para enmarcar. En liga, consiguieron sumar 10 victorias en los primeros doce partidos, llegando a presionar a los primeros clasificados, consiguiendo 30 puntos de 36 posibles. Es cierto que perdieron ante rivales directos como el Inter o el Nápoles, pero las victorias ante AC Milan, Fiorentina y Lazio hicieron soñar a la città eterna.

Y este sueño fue todavía más real en la máxima competición europea aunque, eso sí, no desde el principio.

El pasado 24 de agosto se celebró, en Mónaco, el sorteo de la fase de grupos de la Champions League. Los mejores clubes de todo el continente estaban preparados para conocer a los rivales que tendrían que superar para clasificarse para los octavos de final de la máxima competición europea, y a los de Di Francesco les tocó en el peor grupo posible, el temido "grupo de la muerte". En él, el grupo C, se tendrían que enfrentar con la cenicienta del grupo, el Qarabag, pero también con dos equipos históricos: el Chelsea y el Atlético de Madrid. Dos únicas plazas para tres de los mejores equipos de Europa.

Muchas fueron las casas de apuestas que predijeron que el conjunto romano sería el tercer clasificado del grupo y que, consiguientemente, jugarían en la Europa League. Pero tras disputarse las seis jornadas y con tres victorias, dos empates y una sola derrota, la Roma no sólo se clasificó para los octavos de final, sino que quedó primera de grupo.

Los romanos celebrando un gol en el AS Roma 3-0 Chelsea / Foto: AS Roma
Los romanos celebrando un gol en el AS Roma 3-0 Chelsea / Foto: AS Roma

El invierno italiano, sinónimo de frío

Y fue en el mejor momento de la temporada cuando, de repente, las cosas se torcieron. Es cierto que, en liga, la Roma no estaba desplegando el mejor juego del campeonato, pero los resultados llegaban y con ello, la felicidad de una afición que tenía ilusión y ambición.

Pero tras sumar seis partidos ligueros consecutivos sin ganarr, todas las ilusiones romanas en la Serie A desaparecieron. Es cierto que los de Di Francesco 'pincharon' en encuentros lógicos, como su visita en Turín donde perdieron ante la Juventus o en su visita en Milán, donde salvaron un punto ante el Inter. Pero derrotas como las que sufrieron, en el Olímpico romano, ante Atalanta y Sampdoria dolieron mucho en Roma.

Pero sin duda, el momento más decepcionante del invierno romano se produjo a finales del pasado mes de diciembre. Eran los octavos de final de la Coppa Italia y el Estadio Olímpico de Roma recibía a un Torino que, en liga, se encontraba en tierra de nadie y con muchas esperanzas depositadas en la copa italiana. Y tras jugarse los 90 minutos, los de Di Francesco vieron como el conjunto de Turín los había eliminado. Es cierto que los locales jugaron con jugadores poco habituales, pero la realidad fue que, en diciembre, la Roma había sido eliminada de la competición, a priori, más asequible. Y aún quedaba la mitad de la temporada por jugar.

Jonathan Silva después del AS Roma 1-2 Torino / Foto: AS Roma
Jonathan Silva después del AS Roma 1-2 Torino / Foto: AS Roma

Llega la primavera, vuelve la ilusión

La Roma estaba en plena caída libre pero si meses antes las cosas se habían torcido sin avisar, a finales de febrero la temporada romana sufrió otro giro que, en esa ocasión, fue más que positivo.

Después de caer ante la Sampdoria en Roma, los romanos consiguieron encadenar tres victorias consecutivas aunque, eso sí, rivales como Hellas Verona, Benevento y Udinese. Pero el 25 de febrero, el miedo volvió a aparecer en la capital de Italia. Otra vez el Estadio Olímpico como sede volvió a recibir la visita de un equipo que, entones, estaba necesitado de puntos. El AC Milan llegó a Roma con las ganas de llevarse los tres puntos y gracias a la efectividad milanesa, lograron la victoria.

Entonces, los romanos cayeron hasta la quinta posición, fuera de los puestos de la Champions League pero, en el siguiente partido liguero, volvió a aparecer la principal característica romana esta temporada: la irregularidad. Porque habían perdido ante el séptimo clasificado pero, en la jornada siguiente, golearon al líder en su estadio.

Además, la AS Roma sigue viva en Champions. Es cierto que perdió en la ida de los octavos de final ante el Shakhtar Donetsk por 2-1, pero el gol que marcó Dzeko en la victoria de los romanos ante los ucranianos por 1-0 les valió para clasificarse para los cuartos de final. Próxima parada: Camp Nou.

Los jugadores de la AS Roma celebrando su clasificación para los cuartos de final de la Champions / Foto: AS Roma
Los jugadores de la AS Roma celebrando su clasificación para los cuartos de final de la Champions / Foto: AS Roma

¿Qué se encontrará el FC Barcelona?

Si cuando cayeron en Coppa Italia ante el Torino Di Francesco había realizado muchas rotaciones, no es algo que lleve haciendo el técnico italiano últimamente, y está recogiendo sus frutos. Con tres victorias y un empate en sus últimos cuatro partidos ligueros, los romanos han vuelto al camino de la regularidad.

El esquema del conjunto italiano es bastante claro, jugando con un 4-3-3 y con la voluntad de gozar de la posesión del balón durante todo el encuentro. Jugadores como el guardameta Alisson, uno de los mejores jugadores romanos en la presente campaña, los defensas Kolarov y Fiorenzi, los centrocampistas como Nainggolan, De Rossi y Strootman y los atacantes El Shaarawy y Dzeko se han convertido en casi intocables para el técnico italiano.

Pero los romanos no llegan con las mejores sensaciones en el Camp Nou. Después de tres victorias consecutivas, la AS Roma empató en su último partido liguero ante el Bolonia con muy pocas rotaciones en el once inicial -la más clara fue la ausencia de Dzeko, que fue el encargado de empatar el partido-. Pero, sin duda, la peor noticia del pasado encuentro fue la lesión de Nainggolan, un jugador clave. Eso sí, sorprendentemente el belga entrenó el lunes y entró en la convocatoria para viajar a Barcelona.

Dzeko celebrando el empate romano en Bolonia / Foto: AS Roma
Dzeko celebrando el empate romano en Bolonia / Foto: AS Roma

El Camp Nou recibirá la visita de un equipo imprevisible, capaz de lo mejor y de lo peor. Además, muchos lo han definido como el rival más fácil de estos cuartos de final, sobre todo teniendo en cuenta su situación en la Serie A. Pero si fueron capaces de tumbar todas las apuestas y clasificarse para los octavos de final como primeros de grupo, ¿por qué no volver a hacer historia? Y es que la Champions es la última competición que le queda a la Roma. Pero qué competición.