Ningún padre tiene problemas en que su hijo llegue a casa diciendo que quiere jugar al fútbol, o que quiere ser peluquero, pastelero, o piloto ; pues son actividades en las que a priori, no entra ningún prejuicio. ¿Pero qué pasaría si ese mismo niño dice que quiere ser jugador de póker? Su padre se le imaginará en la parte de atrás de un bar de mala muerte con una pistola en el bolsillo, habiendo tirado sus estudios. Eso, son prejuicios, pues si ese chico quiere realmente quiere ser un gran jugador de póker lo primero que tiene que hacer no es coger una baraja; sino un libro, tendrá que estudiar el juego. Hay que entender que todo buen jugador debe tener claro conceptos de matemáticas y estadística, así como de estrategia, teniendo claro que no se hará rico de la noche a la mañana, sino que deberá tener paciencia y ser ganador en el largo plazo, siendo mejor que sus rivales, no teniendo más suerte. No te garantiza ser el mejor, obviamente, pero al menos no acabar como tu padre te imaginó.

Si buscas en Wikipedia  sobre cualquier gran jugador, con mucha frecuencia, encontarás en su curruculo una licenciatura en una de las mejores universidades del país o que dejó la carrera para dedicarse al póker. Alguno, de pequeño sería un prodigio del ajedrez o cualquier otro deporte mental, y que encontró el póker por casualidad y ahora es millonario. De ellos, el 90% son americanos. ¿Por qué? Muy sencillo, en EEUU si un niño tiene un sueño, se le apoya hasta que lo consigue, cosa que no pasa en España, pues de pequeño, ¿cuántas veces pisan tus sueños porque el resto del mundo cree que son demasiado difíciles?

Esos dos problemas hacen que en España haya buenos jugadores, pero estemos a años luz de otros países como EEUU, Rusia, Canadá o Alemania. El tercero se puede extrapolar a cualquier ámbito, y es la fuga de cerebros, pues de los 300 mejores jugadores de España, posiblemente 280 estén en el extranjero, perdiendo no sólo sus capacidades pokeríticas sino sus dotes profesionales en otros ámbitos en los que ejercen. Lo cual, como bien es sabido, ocurre en otros campos como la investigación, aunque en este caso, se podría solucionar rápidamente.

En mayo de 2011 se produjo una regulación del juego on-line, en la que la Administración pública buscaba fiscalizar el juego, y el póker entró en esa legislación. Problemas:

Las salas tienen que pagar impuestos => Cobran más comisión => Los jugadores tienen menos ganancias.

Los jugadores tienen que pagar impuestos (al contrario de casi todos los países con juego regulado, en el que sólo las salas tributan) => Los jugadores ven como pierden gran parte de sus beneficios sin recibir ninguna contrapartida como cotizaciones a la Seguridad Social.

La liquidez es Nacional (Sólo se puede jugar entre los residentes, también al contrario de otros países regulados como Inglaterra o Estonia) => Menos mesas abiertas, y menos bolsas de premios en los torneos => Menos posibilidades de tener ganancias para los jugadores profesionales.

Por ello es casi imposible tener unas ganancias estables para un profesional, considerando profesional como aquel que su única fuente de ingresos es el póker (en la práctica, muchos profesionales sí que ejercen otros trabajos).

En resumen, los prejuicios que relacionan al póker con cualquier otro juego de azar y la regulación hacen que el póker en España se encuentre en un período de estancamiento, mientras que en el resto del mundo vive un período de auge, lo que perjudica a jugadores, que se tienen que marchar; salas que no obtienen rentabilidad y se ven obligadas a cerrar, e incluso a la a Administración, que pierde gran cantidad de  dinero en concepto de impuestos al haber menos tráfico del que podría llegar a conseguirse.

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