Mariano Rajoy no es liberal

Ningún político habla claro en España. Yo sospecho que es porque no saben qué ocurre ni como solucionarlo, pero es lo de menos. Los hechos son que Zapatero dijo que saldríamos de la crisis por la izquierda y casi nos despeñamos, y Rajoy, con la intercesión de Montoro, nos prometió en la campaña electoral que bajaría los impuestos porque es imposible salir de la crisis por la izquierda, pero cuando llegó a gobierno, por alguna razón que se me escapa, profundizó en las subidas que ya habían sido altas de su predecesor, llegando incluso a superar a IU por la extrema izquierda de sus propuestas impositivas. “He desconcertado a la izquierda con la subida de impuestos porque les he dejado sin argumentos” dicen que sentenció el ministro Montoro. A la izquierda y a los votantes populares, señor Rajoy, los grandes olvidados de esta historia porque no le eligieron para confundir a nadie sino para aplicar un programa que ha transformado hoja por hoja en un cigarro puro, como hacen en Cuba las torcedoras de tabaco mientras les leen las noticias del periódico Granma, para fumárselo escuchando, supongo en este caso, lo que dice el Marca, su confesado diario de cabecera.

Aplanaron a martillazos la curva de Laffer, la que dice que bajando la carga fiscal se recauda más, porque no terminan de creérsela en el Partido Popular y apostaron por lo que saben que es infalible para lograr dinero de forma sencilla y rápida y así seguir manteniendo el castillo de humo en el que vivimos: sangrar al contribuyente, exprimirlo, escurrirlo otra vuelta más hasta que se quede seco. Y aquí estamos, más hundidos que nunca, con una tasa de paro demencial, un déficit disparatado y un desconcierto social tan grande como el que supongo que tendrán los lectores de Paul Krugman, premio Nobel de economía, cuando dice que de la crisis sólo se va a salir con una invasión alienígena. Al menos han demostrado entre los unos y los otros que por la izquierda no se sale de la crisis, y quien quiera otra cosa, como dijo Mariano Rajoy en el congreso de Valencia que ganó como cuentan que lo ganaban los candidatos comunistas al otro lado del telón de acero, por mayoría apalastante, a la Búlgara, que se vaya al Partido Liberal. Quizás sea lo único en lo que no ha mentido y lo que nadie, curiosamente, se creyó.

Feliz día del libro... y por extensión del libre, claro.

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