Cuando tu trabajo es ser un parado.

¿Por qué no estamos trabajando los parados? ¿Qué es un derecho? ¿Con una rebaja de derechos estaríamos trabajando? ¿Es indigno renunciar a derechos conseguidos, es realista, es suicida, es insolidario? Para ganar esa cantidad es mejor no trabajar, oigo. Quizás, pero a veces no sólo trabajas por dinero y lo que a ti te parece horrible a alguien puede que no le parezca tan malo. A veces no sabemos ni lo que queremos ni lo que nos conviene pero los demás sí que creen saber lo que te conviene y por lo tanto lo que tienes que querer te guste o no. ¿Tengo que tomar decisiones individuales o tengo que consensuarlas con un supuesto gremio o estrato o clase a la que me dicen que pertenezco? La clase trabajadora, me dicen. Perteneces a la clase trabajadora y tenemos que permanecer todos unidos contra otra clase, me cuentan, que es la clase empresarial que sólo quiere conseguir pagarnos menos de lo que nos merecemos.

Por un lado te dicen que tienes derecho a cobrar una cantidad cuando te despidan y por el otro te dicen que es por esa cantidad elevada por la que no te contratan. ¿Es verdad? Lo perverso es que se dedican a discutir sobre tu hipotético despido cuando no tienes ni trabajo del que te puedan echar. Como parado a veces me quedo mirando el panorama desde abajo, como un niño de padres divorciados al que no le preguntan nada, pero del que tiran cada uno de un brazo hasta casi descoyuntarlo. Quizás tengan miedo a preguntar a quién quiero más, porque a lo mejor decidía irme a vivir con los abuelos. Pero claro, ¿qué abuelos, los maternos o los paternos?  Alguno me dirá que pregunte a mis tíos. Y yo pienso en los tíos políticos pero me acuerdo de que esos no contestan nunca. La vida es un sinvivir continuo. A ver si salimos de ésta, oigo, y pienso que salir a dónde, si más fuera no se puede estar.

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