Las fotografías de Mariano Rajoy

Estaba el PP de convención en Valladolid este fin de semana. Y a mí me dio por acordarme de las decenas de reuniones similares que he tenido cuando trabajaba de comercial y no vendíamos una escoba. La convenciones aquellas eran un akelarre dominado no por el gran buco que pintó Goya sino por frases de Paulo Coelho en carpeta de quinceañero. Tú puedes y tal, la venta está en tu cabeza. No pienses qué puede hacer el comprador por ti sino qué puedes hacer tú por él. Y así mil tonterías más. La fuerza está en tu interior, como si fueras un joven Padawan en adiestramiento Jedi, pero en menos serio. Algo así, estoy convencido, ha pasado en el sarao que montó, aprovechando que el Pisuerga pasaba por allí, el PP. Muchos discursos huecos, muchas poses para foto en el twitter, mucho apretarse todos juntos una vuelta de tuerca más y a comer, a beber y hasta la próxima. Pobres cronistas, pensé, a ver quién es el escritor que le saca jugo a semejante pasa. Con esos mimbres no se puede escribir ni la lista de la compra para llevarla al super.

Hasta que Rajoy lo cambió todo dejándose fotografiar de perfil para la actualidad. Se subió en el coche con el Marca en la mano, enrollado, como si fuera a correr el Encierro de Pamplona, o a pedir a San Fermín en la cuesta de Santo Domingo para que le echara un capote.

Lo que ocurre que la disposición iconográfica es un desastre. Un pastiche. La faja en vez de en la cintura se la pone rodeando el cuello y el periódico enrollado, como un guiri. Cualquiera que haya corrido delante de los toros sabe que lo que hay que hacer con la prensa es plegarla, para poder lanzársela a la cara del morlaco cuando te aprieta mucho en la carreras. Al lanzarla se despliega y con el papel que sale en todas las direcciones se supone que se entretiene el astado y no haciéndote ojales en la carne. Un señuelo Mariano, un señuelo. Si lo llevas como un palo pensando que puedes asustar a un trolebús de más de media tonelada estás perdido. Sólo conseguirás enfurecer al animal y que te ensarte con más fuerza. Eso mismo, que le arrolle la manada de votantes enfurecidos, le puede pasar por encima estas próximas elecciones europeas, dicho sea de paso.

Como la política actual más que una batalla de ideas es una competición publicitaria, sólo podemos aspirar a interpretar gestos que no comprometen al emisor, porque puede negarlos, pero vamos a intentarlo. La pose parece estudiada, con la cabecera del periódico exponiéndola al mundo, esperando la foto que inmortalizara el momento. Sigo leyendo el Marca, se supone que quiere decir, yo no he cambiado, soy una persona coherente. Aunque luego sus actos le desmientan, como esas subidas de impuestos brutales que no aparecían en su programa electoral. Pero eso es otra historia. Leo el Marca, parece que dice porque me interesan los problemas reales de la gente: la irrealidad deportiva. O algo así.

En verdad no sé qué nos quiere decir a los ciudadanos, señor Rajoy, y no lo sé porque como no dice nunca nada tenemos que interpretar todo el rato sus continuas campañas publicitarias, diseñadas por sus extraños asesores de imagen. Ese es nuestro drama.

VAVEL Logo