El camino en Europa es tan apasionante como complicado, y supone doloroso para cualquier equipo español ver cómo el rugby ocupa un papel preponderante en otros países, donde los jugadores pueden dedicarse en cuerpo y alma a su deporte, algo difícil en nuestras fronteras. Es el caso del Krasny Yar Rugby, un equipo casi profesional que nutre de jugadores a la selección rusa y que se erige en una muralla inexpugnable en su feudo.

En el frío moscovita del Slava Stadium, los de Juan Carlos Pérez plantaron cara y dejaron el pabellón bien alto a pesar de su derrota. La victoria en la primera ronda del torneo ante los belgas de Dendermonde Rugby Club, supuso un acicate de moral y confianza para los españoles, que se ven capaces de alcanzar elevadas cotas de éxito.

Zebango firmó el ensayo de los vallisoletanos

El rugby nacional aún está lejos de las estructuras institucionales federativas y sociales de países europeos como Rusia, Rumanía o Georgia, pero la brecha se va estrechando. Así, El Salvador plantó cara en Rusia y vio cómo el partido se le escapaba por pequeños errores que fueron condenados de manera contundente por los rusos. 

Los españoles decidieron arriesgar y jugar a una velocidad más de la habitual, para intentar sorprender a sus rivales. No tenían nada que perder y mucho que ganar, por lo que se probaron jugando a un nivel que no es el suyo en estos momentos. Eso no hizo más que generar imprecisiones en la circulación, aprovechadas por los rusos para plantear contraataques varios.

Derrota esperada ante el mejor equipo del grupo, que ha de suponer un aprendizaje para El Salvador. Habrá de continuar su periplo por Europa con la misma ilusión y osadía que hasta ahora, e intentando cosechar triunfos en casa que aumenten el prestigio del equipo.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.