Gran parte del encanto del deporte radica en la proliferación de sorpresas. No siempre gana el mejor, o al menos el que en teoría parte con más opciones de serlo, y así lo demostró una deprimida selección italiana que encontró el remedio para todos sus males con un memorable partido en Florencia. Los transalpinos llevan más de dos años cosechando nefastos resultados y aún peores sensaciones, llegándose a plantear la opción de que Georgia les sustituyera en el VI Naciones.
Pero Italia borró de un plumazo todas las dudas y se dio un homenaje ganando a un equipo del hemisferio sur, y situado en la cuarta plaza del ránking mundial. Un triunfo para el recuerdo de un país que aspira a recuperar la tendencia positiva y continuar ascendiendo la eterna montaña que tiene por delante: poder competir de tú a tú contra los mejores del mundo y optar a ganar torneos internacionales como el VI Naciones.
Canna fue el héroe del encuentro
Partido frenético, vibrante y con ataques ambiciosos y atrevidos por parte de ambos conjuntos. Italia salió con mucha alegría, arriesgando en el juego a la mano y lanzándose al ataque con cierto desorden. Esto fue aprovecha por los springbox gracias al mítica Habana, que logró ensayar en el minuto 9 del partido. La respuesta transalpina no se hizo esperar, al amparo de una buena jugada combinativa finalizada por Van Schalkwyk, y tras el que Canna hizo la conversión.
El partido era de ida y vuelta y Sudáfrica tuvo que trabajar duro para poder infiltrarse en la férrea defensa transalpina. Lo hizo en el minuto 19 por medio de Allende con conversión de Lambie, pero antes del descanso, el esfuerzo ofensivo de Italia se vio recompensando con un golpe de castigo ejecutado con éxito por Padovanni.
El partido se hizo bronco en la segunda mitad, con una Italia mucho más firme en defensa y rigurosa en sus ataques. Asfixió a Sudáfrica con la delantera, siendo los del hemisferio sur incapaces de salir de su zona de 22. Lambie dio aire a Sudáfrica con un golpe de castigo pero Italia encontró el merecido premio gracias a un ensayo de Venditti con posterior conversión de Canna.
Parecía que la experiencia de los springbox podía decantar de su lado la balanza, y mucho más después de que Jantjes pusiera por delante a los africanos con un golpe de castigo. Sin embargo, Italia redobló sus esfuerzos y a base de coraje y pundonor forzó un golpe de castigo. Canna lo convirtió en tres puntos que otorgaron la gloria a Italia; una gloria tan buscada como inesperada.