Llegaban con la vitola de favoritas, ambas terminaron con una victoria en su haber pero la forma de conseguirla fue radicalmente distinta. Inglaterra y Gales comparten una pasión desmesurada por el rugby, pero también una manera especial de disfrutar y sufrir con sus selecciones nacionales. Si en la Copa del Mundo les tocó a los seguidores ingleses rasgarse las vestiduras con el mal rendimiento de su equipo, en esta ocasión fueron los galeses los que sufrieron lo indecible para poder ver a su equipo logrando un triunfo. 

Gales evita el harakiri

La selección nipona es una de las que más está progresando en los últimos tiempos, y así lo dejó patente en la cita mundialista con su triunfo frente a Sudáfrica y una imagen más que notable. Rugby veloz, ofensivo y con alas potentes que se erigen en la mayor fuente de puntos. Así juega Japón y así está incomodando a las mejores selecciones del mundo.

Gales tuvo que acogerse a la épica para poder salir victorioso de un partido memorable. Los nipones se adelantaron en el marcador gracias a dos golpes de castigo de Tamura, pero Gales se puso el mono de trabajo y volteó el marcador con ensayos de Lydiate y Roberts. Halfpenny estuvo inconmensurable en las conversiones, permitiendo que Gales se fuera con ventaja al descanso a pesar del ensayo logrado por Yamada en los compases finales de la primera parte.

Inglaterra se impuso por 52-15 con un Owen Farrell muy inspirado

Tomó ventaja Gales gracias a un ensayo de Warburton y la continuación de la exhibición de Halfpenny en los pateos. Sin embargo, Fukuoka devolvió la vida a los asiáticos, muy intensos en la presión y sin cometer errores en defensa. Halfpenny y Tamura entablaron un duelo apasionante, y cuando parecía que el partido estaba en manos del XV del Dragón, Japón logró un ensayo en el minuto 73 por medio de Lotoahea.

El drama se mascaba en Cardiff, hasta que en un ataque de nueve fases y ya entrando en el minuto 80, Davies se jugó un drop desde casi 20 metros y generó un estallido de alegría en todo el estadio. Triunfo épico para una selección que no deja crecer, y derrota muy dolorosa para una potencia emergente.