Explosividad, técnica, y rapidez. Tres adjetivos que pertenecen a un nombre muy de moda en el circuito ATP. No, no es el de Grigor Dimitrov, tampoco lo es el de Kei Nishikori. Trabaja a la sombra de éstos, pero poco a poco está viendo la luz.

Nacido hace tan sólo 20 años en la localidad de Wiener-Neustadt, próxima a la capital de Estado austríaca (Viena), Dominic Thiem viene pisando fuerte. El pupilo de Gunter Bresnik (exentrenador de Boris Becker) se ha convertido en los últimos meses en uno de los objetivos clave a seguir de cerca. Desde que sobrepasara la frontera del centenar de agraciados el pasado mes de febrero, Thiem ha escalado hasta el puesto 70 del ranking ATP convirtiéndose en el tenista más joven del momento en ocupar un lugar entre las 100 primeras raquetas. Pero para llegar ahí, Dominic ha trabajado sin cesar, siempre a la sombra, bajo la tutela de Bresnik desde hace ya una década.

Sus comienzos

Un deseo ocupó su mente desde bien pequeño. La televisión se convertía en el aparato frente al que los ojos de un joven chaval de 8 años, se postraban cada día. Thiem sólo tenía un objetivo: llegar a ser un jugador de tenis profesional.

Su padre Wolfgang, entrenador de tenis desde la juventud, le inculcó a su primogénito que los sueños están para cumplirlos, que la vida consiste en disfrutar de lo que haces cada día una vez después el despertador suena a la mañana. Pero, como todo en la vida, nada viene gratis y sin esfuerzo.

Gunter Bresnik accedió a entrenar a Thiem cuando sólo tenía 10 años

Es por ello, por lo que Wolfgang decidió apuntar a su hijo a la academia vienesa de tenis de Gunter Bresnik hace 12 años. Allí le pidió a Gunter que le echara un ojo a su hijo, que le ayudara a cumplir su sueño, que ahí estaba Dominic para trabajar todo lo que hiciera falta por y para ello. Bresnik accedió y comenzó a entrenar al que aún hoy es su pupilo.

“La primera vez que jugué unos puntos con Gunter, tenía un revés a dos manos y yo era un jugador muy defensivo. Él me cambió. Me hizo adoptar un patrón de juego totalmente distinto. Fue algo muy duro porque yo era el mejor jugador júnior de Austria. Mi ranking cayó en picado y todo era nuevo para mí, todo había cambiado. Pese a ello, yo confiaba totalmente en Gunter, ya que sabía que era un gran entrenador”

Poco a poco su estilo de juego fue perfeccionándose y adaptándose a lo que Bresnik quería ver en su jugador. No fue tarea sencilla. Como cualquier chaval en pleno desarrollo propio en la adolescencia, Dominic padeció bastantes problemas de crecimiento que debilitaron su sistema inmunológico y le hicieron contraer enfermedades de manera regular. Pese a ello, nada impidió que siguiera trabajando por hacer su sueño realidad algún día.

El ‘gran’ paso

Thiem comenzó a viajar de manera internacional a los 13 años. Su etapa como tenista júnior quedó clausurada cuando se proclamó campeón del Orange Bowl a finales de 2011. El cambio estaba a punto de darse. Dominic era consciente de lo que ello suponía en preparación tanto física como mentalmente. Lo que el austríaco no tenía en cuenta es que ese ‘gran’ paso iba a darlo mucho más rápido de lo que esperaba. Sin embargo, nada lo achantó.

"Que seas bueno cuando eres joven no significa que vayas a tener de seguro una buena carrera como profesional"

“El tenis júnior es totalmente diferente al tenis profesional. Que seas bueno cuando eres joven no significa que vayas a tener de seguro una buena carrera como profesional. Sinceramente, en primera instancia pensé que iba a ser más fácil en profesionales. Pero mi primer año me mostró lo equivocado que estaba. Tuve muchas derrotas en la primera ronda de torneos ‘Futures’ (torneos de menor rango que los de ATP y Challenger)”

Thiem comenzaba a encauzar la marcha dentro del circuito profesional de la ATP. Comenzó 2013 en el puesto 304 y lo acabó en el 121. Un total de 183 puestos escalados fruto del trabajo constante y de la materialización en pista de su tenis tanto en el torneo de Kitzbühel como en el de Viena, donde alcanzó los cuartos de final en ambos, además de un par de títulos en eventos Challenger. Thiem fue capaz de vencer al primer austríaco de la tabla, Jurgen Melzer en Kitzbühel y llevar a Jo-Wifrield Tsonga al tie break del tercer set en Viena. Los sacrificios y el esfuerzo del joven talento valieron la pena.

El 24 de febrero de este mismo año Thiem ya estaba entre los 100 primeros del ranking

Así, como número 121 del mundo Dominic abría 2014 con la intención de seguir subiendo plazas en la tabla. Doha y Australia lo vieron clasificarse al cuadro principal para un mes después,  despuntar y avisar al mismísimo Andy Murray bajo la bóveda de Rotterdam. Allí, el escocés se vio obligado a remontar un set en contra para proseguir su camino en tierras holandesas. La progresión iba ‘in crescendo’, tanto fue así que el 24 de febrero, Thiem ya estaba entre los 100 primeros del ranking. Los resultados en los primeros Masters 1000 del curso (Indian Wells y Miami) fueron notables. En Monte Carlo no pudo amortizar la invitación del evento monegasco cayendo en su debut ante Mahut, pero el Conde de Godó la pasada semana, lo vio en plena forma. Dejando por el camino a tenistas de la talla de Radek Stepanek o Marcel Granollers, Thiem se plantó en los octavos de final y allí, sucumbió ante el finalista Santiago Giraldo en un partido ajustado, en el que Dominic exigió al colombiano el tercer set.

Actualmente en el puesto 70 del ranking Dominic Thiem ha cumplido gran parte de su sueño. Ya está ahí; entre los grandes ‘virtuosos’ de la raqueta. Ha demostrado que tiene talento para hacer las cosas bien y sabe que trabajando como hasta ahora ha estado haciendo, los buenos resultados lo aguardarán. No obstante, da un aviso ‘a navegantes’: “En Australia pasé la previa y la primera ronda así que mi objetivo va a ser pasar dos en Roland Garros. Es un torneo que me encanta. Allí quiero llegar lejos”.