Eran exactamente las siete y media de la tarde en la Philipe Chatrier de París. Junto a la red, unos brazos tan cortos como poderosos se alzaban al cielo de la capital francesa, mientras el cielo se abría ante sus ojos. Simona Halep acababa de comprar un billete para la final de Rolanda Garros, su primera en un Grand Slam. Con solo 22 años, Halep luchará contra la máxima favorita del torneo, Sharapova, por llevarse el ansiado título. Mimbres y poderío tiene, como así pudieron observarlo en la Chatrier.

Su víctima, Andrea Petkovic. La alemana contempló en la primera manga como estaba ante una 'dinamita', una pequeña 'hormiga atómica' que se mueve de un lado a otro de la pista con una solidez impropia de sus 22 años. Una niña forrada de mujer. En apenas 27 minutos se cerró el set (6-2), donde Petko cometía una y otra vez errores no forzados, mientras la de Constaza se hacía dueña de cualquier resquicio de arcilla en la central. Visto y no visto. Petkovic se negaba a hincar la rodilla.

Por todos es sabido el sufrimiento de Petkovic en los dos años anteriores. Su espalda ha sido un lastre para la alemana, quien dudó en su día abandonar el deporte que tanto amaba. Eso debió para por su cabeza, enclaustrada con coleta y visera, para comenzar fulgurante la segunda manga. Golpes profundos, poderío encima de la línea de fondo y un ¡Come on! a cada punto logrado. El partido se igualó. Vimos el mejor tenis del partido. Ambas tenistas a su nivel.

Sin embargo, Petkovic volvió a pecar de errores puntuales. Alguna doble falta por aquí, errores no forzados por allá, y ¡pum!, volvió aparecer Halep, como una hormiga incansable de trabajar en invierno para aparecer en verano. Del posible 4-1 pasamos al 5-5, y en ese momento Halep no quería alargar el sufrimiento. Agarró su raqueta más fuerte aún y llevó el partido a su terreno. Petkovic nada pudo hacer ante la generosidad física de la rumana, quien veía como se abría el cielo de una final soñada para ella.

Petkovic dice adiós a un torneo que supone un 'hola' en su carrera. Está cada vez más cerca del pináculo de su carrera (2011), y estas semifinales- su primera en Grand Slam- deben suponer el paso adelante definitivo de una jugadora que encandila a su máximo nivel. No obstante, hoy no pudo ser. Hoy fue el día donde Halep escribe su historia en París, convirtiendose en la primera rumana en alcanzar la final de Roland Garros. El libro terminará como ella quiera. El cielo está abierto. En sus manos está permanecer allí para la eternidad.