Histórica. Apoteósica. Heroica. Brutal. Increíble. Se agotan los calificativos para definir la final femenina de Roland Garros. Sharapova se alzó con su segundo trofeo en París. El más costoso, el más sufrido, el más peleado. Más de tres horas de puro tenis femenino. Del siglo XXI, donde tanto Simona como Maria deleitaron al público. La corona de París vuelve a lucir en la melena rubia de 'Masha', donde ha plantado su castillo en la arcilla de la Philippe Chatrier.

Tras tres partidos remontando el primer set, Masha empezó ganando.

Toda batalla épica comienza con fuerza desde el minuto uno. Ninguna de las dos tenistas estaba dispuesta a reservarse una sola gota de sudor desde el primer punto hasta el última. Halep se plantaba en la final sin ceder un solo set. Una guerrera mortífera, que durante todo el torneo, incluida la final, hacía del cuadro de juego su casa, su morada, recorriendo de un lado a otro para matar con sus golpes. El primer set comenzó atisbando un 'dejavu' . Dos juegos abajo para Maria, quien presagiaba otra final a la remontada, perdiendo la primera manga, como había sucedido en sus tres últimas rondas. Pero hoy no era el día. Sharapova buscaba ampliar su reino y sacó su derechas incontestables a pasear. Empató a 2 y rompió el saque de la rumana para ponerse 5 dos. El set fue suyo.

Era un tenis increíble, de otra época, de una nueva era. Las piernas de Halep le hacían llegar a todas las bolas y atacando. Se veían puntos espectaculares. La bola se movía de un lado a otro con una velocidad endiablada. El segundo set fue el fiel reflejo de la final. Sharapova se mostraba, una vez más, errática con el saque (más de 10 dobles faltas en el partido) y Halep desplegaba su mejor juego. Sin poseer un golpe ganador que la caracterice, la rumana mostró al mundo su capacidad de lucha, entrega y de ir al ataque mientras se defiende. Todo en uno. El público de la Chatrier sabía que estaba ante algo memorable.

Después de 13 años, la final femenina se resolvió en el tercer set.

7-6 para Halep en el segundo, llevando el partido al tercer set, algo que no ocurría desde hace 13 años, una auténtica barbaridad. La tercera y definitiva manga se presentaba como la madre de todas las guerras. Las raquetas seguirían siendo fusiles. Halep, llegando a todo para desesperar a Maria, mientras la rusa buscaba aquella derecha mágica. Sin embargo, cuando la final requería sangre fría, cabeza y solidez, la reina se destapó. Halep perdió su saque para ponerse 4-5 abajo. Maria sabía que era su oportunidad. Su corona se tambaleada a la misma velocidad que las piernas de Halep recorrían el ancho de la pista central.

Sharapova: "Es la final de Grand Slam más dura que he disputado en mi carrera".

Pero las grandes nunca fallan. Sharapova lo es, y firmó su saque en blanco para llevarse su segundo título en París. Se trata de la 'mosquetera' más letal en los últimos 7 años. Nadie en ese tiempo ha conseguido repetir título de Roland Garros. Ella sí. Halep, quien demostró una fortaleza mental a la altura de su físico, caía derrotada, pero su barbilla, que se inclinaba al suelo tras la derrota, debe permanecer alto. No será su última final de Grand Slam. De eso, puede estar segura. Mientras estaba Maria, arrodillada, abatida y gritando de satisfacción. 50 triunfos a sus espaldas en París. Dos títulos, y la demostración que en la intensidad reina ella. Sus agallas son su principal marca estilística. "Es la final de Grand Slam más dura que he disputado en mi carrera", afirmaba al terminar el partido en la pista. Sharapova ha 'clavado' su raqueta en la arcilla de la Chatrier. Bien profunda, donde sea difícil que la levanten. Y si lo intentan ahí estará ella, para dejarse su 'blanquecina' piel en el intento. Porque el reino de 'Masha' en territorio francés no ha hecho más que comenzar. El cielo de París lleva su nombre. La corona de la Philippe Chatrier, su sonrisa