Cuando las jugadoras chinas decidieron unir sus fuerzas definitivamente tras varios partidos previos, no imaginaban que justo 1 año después fueran a ser las número 1 en el ranking de dobles y fueran a levantar 2 trofeos de Grand Slam, uno en Wimbledon el pasado año y ahora Roland Garros.

El juego de las chinas, ortodoxo, variable, del cual pasan al ataque a la defensa en cuestión de segundos acabó por desquiciar al juego de las italianas, mucho más dinámico y de constante ataque.

El primer set comenzó con ambas parejas manteniendo su servicio sin demasiados apuros, voleando en red, jugando bolas largas, intercambios cruzados, globos… Un partido típico de dobles. Pero en el séptimo juego las transalpinas rompieron el saque de sus rivales para adelantarse en el marcador e intentar encauzar la primera manga. Las número 1 no bajaron los brazos y siguieron con su peculiar juego, su juego de muñeca y las bolas cortas cerca de la red donde por mucho que lo intentaran no llegaban las jugadoras italianas. Mantuvieron la concentración, igualaron el partido, tomaron ventaja y en el décimo juego quebraron el saque de Roberta Vinci para apuntarse el primer parcial por 6-4 en 44 minutos.

Las italianas no supieron aprovechar las oportunidades que las chinas les brindaron y al final lo pagaron caro.

En el segundo set, la dupla transalpina salió del banco muy motivada sabiendo que ellas también tenían que variar su juego, tirar bolas altas y profundas para desquiciarlas. Surtió efecto en el primer juego donde les rompieron el servicio, pero de nuevo un contrabreak, acabó por hundir a las número 2 del mundo. La suerte tampoco estuvo del lado italiano y tras varios errores de éstas y aciertos de las chinas acabaron por claudicar ante la imposibilidad de hacerles daño, ya que devolvían todo, no fallaban y pasaban todas las bolas posibles, provocando los errores de sus rivales. Al final tras 30 minutos de parcial, las número 1 del mundo se apuntaron la segunda manga por 6-1.

Opciones perdidas en el segundo set con 1-0 y saque de Errani impidieron que las italianas forzaran una 3ª manga.

Con este título en Roland Garros, las jugadoras chinas suman su tercer título del año, tras el logrado en Indian Wells y Doha y su segundo Grand Slam tras el conseguido en el año 2013 en Wimbledon. Si a ello le sumamos que fueron maestras la temporada pasada, el resultado nos da una de las mejores parejas en el último lustro.