Con apenas un puño cerrado. También una sonrisa de adolescente. Con una madurez envidiable celebraba Eugenie Bouchard su pase a la final de Wimbledon. Como si el jugar finales de Grand Slam fuera habitual en ella, Bouchard nació para ganar jugando al tenis. Con una frialdad y una madurez impropia de sus 20 años, Eugenie está dispuesta a derribar cualquier barrera de la preococidad a base de un tenis exquisito instalado e su raqueta. "No estoy sorprendida porque he trabajado muchísimo para llegar aquí", expresó tras el pase a la final. Toda una declaración de intenciones de la canadiense. Kvitova deberá estar preparada. 

Con 9 años ya tenía claro su futuro: tenista profesional.

Y es que el idilio de Bouchard con el paso de Londres nos remonta dos años atrás. Corría el caluroso mes de julio del año 2012. Allí, una joven imberbe, rubia, y con un torbellino en su tenis, se alzaba con el trofeo junior en tierras británicas. "A dia de hoy es el logro del que más orgullosa estoy", expresó hace poco Bouchard. Y es que su vida tenística se ha basado en tres palabras: trabajo, trabajo y trabajo. "Cuando trabajas y te sacrificas diariamente, al final tienes tu recompensa", comentaba. Una vida pegada a una raqueta desde hace 11 años. Cuando apenas tenía 9 años, tuvo claro cuál sería su futuro. Dónde estaría su vida. Cómo sería su profesión. Quería ser tenista profesional. 

Y no una tenista cualquiera. Desde 2012 su ascenso ha sido meteórico. Tras un 2013 de aclimatación al tenis profesional, 2014 ha sido su año: Tres semifinales en los tres Grand Slams disputados hasta ahora, donde ya mira de reojo al US Open. Su tenis es como un torrente de fortaleza. Vive suspendida en la línea de fondo. Agazapada, para en cualquier momento buscar el ataque, y de nuevo ataque, y más ataque. Sus 'machetazos' metida dentro de la pista la hacen engrandecerse ante sus rivales. Cuando toca defenderse, es como una pequeña 'largatija', llegando de lado a lado de la pista. "Siempre tengo la mentalidad de ir a por el punto. Y si no puedo en la primera bola, lo haré en la segunda", comenta Bouchard, dejando entrever su mentalidad ganadora. 

Se trata de la tenista más joven en disputar la final de un 'Grande' desde Wozniacki en 2009.

Bouchard es una adolescente que desea ver en directo a Justin Bieber, pero que se transforma en toda una mujer de nervios de acero y brazos de plomo en una pista de tenis. Se trata de la tenista más joven en disputar la final de un 'Grande' desde Wozniacki en 2009, cuando alcanzó la final del US Open. "No veo el momento de que llegue la final", expresó tras las semifinales ante Simona Halep. Representa la gran generación con savia nueva del tenis femenino, y ella encabeza ese grupo de titanes al mando de una raqueta, donde tenistas como Muguruza o Stephens la secundan. Mañana tendrá la oportunidad de escribir la página más dorada para el tenis canadiense, donde la 'Geny Army' la acompañará en la grada, como es habitual. Nick Saviano, su entrenador, ha forjado una auténtica guerrera. Wimbledon espera impaciente coronar una nueva campeona. Mientras, Bouchard está lista para reinar. 

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Sobre el autor
Pablo Morán
Periodista deportivo. 22 años.