Rondaba ya por la cabeza de Carlos Moyá esa renuncia desde el US Open. “Allí viví unas semanas muy duras, reuniéndome con los jugadores, y en el que solo me dieron el sí Bautista y Granollers”, reconoció Moyá. Conseguir que los jugadores acudan a una eliminatoria de Copa Davis es complicado. El tenis es un deporte individualista, en el que el 95% de los casos se mira por sí mismo y no por un equipo. Y en esta ocasión se ha vuelto a demostrar. Lesiones, descanso, calendario o falta de motivación fue alguna de las razones para no acudir.

Carlos Moyá: “Mi cabeza me dicta no seguir”.

Moyá, además, tiene tres niños junto con Carolina Cerezuela y “no estaba seguro de si me iba a ser fácil viajar”. Y esa es una de las razones por las que no firmó dos temporadas con la Federación.

Moyá, que habló con todos los jugadores, esperaba que más jugadores se comprometieran. “Esperaba que uno o dos dijeran que no, puedo pensar que se han equivocado. Pero si dicen ocho o nueve que no a la llamada del seleccionador, es un fallo del sistema”, reprochó. Chorros de tinta se han vertido desde que el domingo pasado España cayera eliminada ante Brasil y por ende descender al Grupo Mundial II, y ahora más si cabe con la decisión de Carlos Moyá de no seguir como capitán.

Para los jugadores, la Copa Davis se ha convertido en algo secundario.

"Presionarles para que vengan carece de sentido", declaró el mallorquín. Puede existir distanciamiento entre jugador y compañero de profesión, como lo fue Carlos o lo puede ser el siguiente Capitán. En esta eliminatoria la presión era añadida. España se jugaba bajar, algo que no sucedía desde el año 1996. Y sucedió.

Nada se puede achacar a los jugadores que fueron convocados y que dieron un sí rotundo al seleccionador o fueron con mucha ilusión ante una oportunidad única de defender la bandera que le ha visto crecer, que ha depositado confianza en él y, sobre todo, dinero para que algún día ese jugador pudiera llegar a lo más alto.

Carlos Moyá lo ha intentado todo para convencer a los jugadores para que acudan a defender a España. Nada más pudo hacer. Cada jugador antepone sus preferencias a las del grupo o en este caso a competir por tu país y ante eso nada se puede hacer. Es ahora el turno de la Federación, de dar la cara por esta situación y buscar un nuevo capitán. ¿Juan Carlos Ferrero