Hay jugadores únicos, irrepetibles, que dan un valor añadido al circuito y hacen salir al aficionado de la espiral de corrección, elegancia y sangre fría que impera en el tenis. Porque el tenis es un deporte de caballeros, pero ha de haber alguna excepción que rompa la regla. Paire es una de esas excepciones, capaces de no meter una bola con su derecha y deambular por las pistas de medio mundo durante años, hasta que en un momento dado algo se activa en su mente, y es capaz de resurgir, ganar un torneo ATP y eliminar al vigente campeón del US Open.

Su hábitat natural es el caos; un caos que busca en cada punto, procurando que el rival sea un mero instrumento que le lanza pelotas. El francés desea llevar la batuta del encuentro en todo momento, y si es preciso romperla no tiene problema en hacerlo. Todo antes que el dominio del oponente.

Nishikori no supo imponer su juego

No resultará nada cómodo jugar contra un tenista que no tiene rubor alguno en fallar una bola detrás de otra, en gritar a los cuatros vientos, en hablar con el juez de silla desde el primer punto por cuestiones fuera de duda, e incluso de encararse con aficionados por animar a su rival.

El servicio fue el diferencial en el juego del francés

Lo más incomprensible de todo es que Benoit necesita esas distracciones para sacar lo mejor de sí mismo. Monólogos pesimistas, gestos de toda índole y todo lo que puede desconcentrar a cualquiera, para el francés resulta una fuente de inspiración. Su revés es una de esas maravillas exóticas que se encuentran cada mucho tiempo, y es capaz de desestabilizar a cualquier rival. Paire acompañó ese golpe de un nivel al servicio descomunal, tal y como atestiguan los 21 saques directos con los que acabó el encuentro.

Nishikori estaba fuera de lugar. Privado de la normalidad sobre la pista, recluido en el fondo de pista para subir constantemente en busca de dejadas tan a destiempo como talentosas del francés. El nipón estaba desorientado y eso se plasmaba en un juego timorato y falto de chispa. 6-4 para el galo en el primer set, que salvó cuatro bolas de break en favor de Kei con una displicencia dignas de un mago.

Kei Nishikori en US Open 2015. Foto: usopen

Pero los errores comenzaron a llegar, y Paire no hacía nada por evitarlos. Esto puede resultar exasperante para el espectador y a buen seguro para su equipo técnico, pero esta es la forma de ser del francés. Errores por doquier, precipitación constante, y el abismo a un solo paso. Nishikori se puso el mono de trabajo y, a pesar de no acabar de sentirse cómodo, pudo dominar algo más el encuentro, sobre todo en la tercera manga donde conectó ocho golpes ganadores.

Nishikori no supo rematar el partido cuando estaba en su mano

Parecía que el francés estaba sentenciado pero supo agarrarse a la pista. Encorajinado ante la perspectiva de seguir dominando, Paire supo salir de la tumba que él mismo había cavado. Llevó la cuarta manga a una vibrante muerte súbita, donde llegó a salvar una bola de partido para darle la vuelta al marcador. Jaleado por el público, el francés estaba crecido y lanzaba alaridos intimidatorios a los cuatro vientos.

No hubo respuesta por parte del japonés, que pareció un jugador anodino, incluso apático por momentos. Privado de la tendencia positiva que había tomado, Kei volvió a dar un paso atrás y Paire olió sangre. Atacó cada segundo servicio del japonés con rabia e incluso saña, y a pesar de fallar muchos, la balanza acabó decantándose de su lado. Rompió el servicio del nipón en el quinto juego, y no concedió ni una sola oportunidad de recuperarlo a Nishikori.

Benoit Paire celebra la victoria. Foto: usopen

Benoit Paire es digno vencedor de un duelo que transcurrió por los cauces que él quiso. Supo tener la fortaleza mental para no desesperarse y ver cómo incluso en los momentos más erráticos de su tenis, Nishikori no estaba cómodo. Acabó el partido con la friolera de 64 golpes ganadores por 67 errores no forzados, muy en oposición a las tímidas estadísticas del nipón, que muestran 34 winners y 36 fallos.

Dramática resulta esta derrota desde el punto de vista del ránking para Nishikori, que ve cómo se esfuman de su cuenta una ingente cantidad de puntos correspondientes a su puesto de finalista el año pasado. Paire es un jugador imprevisible, capaz de perder ante Ilhan en segunda ronda, pero si logra canalizar bien el éxito, puede erigirse en un tenista a tener en cuenta en este evento neoyorquino.