Viven una realidad diferente a la mayoría de los mortales. Duermen en los mejores hoteles, disfrutan de veladas inolvidables en los restaurantes más exclusivos, son tratados como reyes y admirados allí donde van. Se habla en esta ocasión de los deportistas de élites, divinidades del mundo contemporáneo, pero, en definitiva, personas, como tú y como yo. Ríen, lloran, sueñan y, algunos, desde su burbuja, son conscientes de la realidad de la gente corriente y su infinidad de problemas.
La capacidad de influir en la sociedad, sumada a su capacidad económica, hace de estos deportistas unos instrumentos perfectos para la construcción de un mundo mejor.
El Murray más solidario
Andy Murray ha demostrado que es más que un brillante tenistas y, que tras ese físico imponente, se esconde un gran corazón. Desde hace ya unas semanas, las imágenes de ciudadanos sirios abandonando su país en busca de una vida mejor inundan los medios. Huyen, sin mirar atrás, de una guerra que ha hecho añicos su pasado y su futuro.
Ante esta indeseable situación, el tenista de Dunblane, que colabora Murray donará 68 euros por cada aceya desde hace algún tiempo con Unicef, ha decidido no quedarse de brazos cruzados y aportar su granito de arena. De aquí a final de temporada, cada saque directo del escocés se traducirá en 50 libras (68 euros) que Andy donará a Unicef para ayudar a los refugidaos del conflicto sirio, especialmente a aquellos que más sufren: los niños.
"Viendo las imágenes de las últimas semanas en los noticiarios sentí que debçia hacer algo para ayudar a los miles de niños y sus familias que se han visto forzados a huir de sus hogaresy cuyas vidas han dado un dramático giro", declaró Murray, que podrá empezar a acumular dinero este viernes en su partido de Copa Davis ante Thanasi Kokkinakis.
El banco Standard Life, la ATP y la Federación Británica de Tenis (LTA) se han unido a la iniciativa e igualará la cantidad que Murray aporte, En otras palabras, por cada ace, Unicef recibirá 200 libras (275 dólares).
Bonito gesto de Andy Murray, que entra en el club de aquellos que a pesar de sus privilegios no olvidan de donde vienen y quien son: personas.