Son muchas las ocasiones en las que Garbiñe Muguruza ha pronunciado que las rivales de gran entidad y los escenarios de relevante importancia le hacen crecerse en la pista. Siempre suele responder con palabras similares cuando acude a una rueda de prensa tras desbancar a una de las grandes favoritas. Por ello es inevitable pensar que Singapur se erige como el escenario predilecto para la tenista española. Las ocho mejores del circuito se citan en el país asiático y entre ellas se encuentra la tenista nacida en Caracas, tras una temporada en la que se ha asentado en la élite.

Wimbledon, su gran escaparate

Pese al gran curso protagonizado es fácil coincidir en que Muguruza alcanzó el momento cumbre en la primera quincena de julio. Quizás el punto de inflexión de su carrera. Garbiñe ya había evidenciado en otras ocasiones su capacidad para tumbar a esas tenistas que por momentos parecen no desvanecerse, pero en esta ocasión logró ir más allá. En Londres encontró esa regularidad, esa capacidad mental para ir “partido a partido” manteniéndose ajena a la expectación que estaba sembrando.

Así logró alcanzar la final de Wimbledon, su primera en un grand slam. La derrota ante una incontestable Serena Williams no afectó a la que por entonces era pupila de Alejo Mancisidor. Tras ceder es cuando asimiló la hazaña que había consumado. Dos semanas desplegando su mejor tenis, con un saque potente y unos golpes de lo más agresivos, en el escenario más propicio, en la catedral de este deporte: el All England Club.

Muguruza con el trofeo que le acredita como subcampeona de Wimbledon (Página oficial del torneo).

Con ese subcampeonato Garbiñe también se aseguró entrar en el Top Ten, importante tras seis meses en los que no encontraba el rumbo adecuado para romper esa barrera. Es cierto que halló la fórmula con la que evitar un cúmulo de derrotas inesperadas. Dejó atrás la irregularidad de 2014 y sólo sucumbió ante tenistas de un ranking superior. Semifinales en Dubái, antepenúltima ronda en Roland Garros… grandes resultados pero sin ese golpe encima de la mesa que sí logró ejercer en Wimbledon y que hizo conocido su rostro en todos los lugares del mundo.

La ruptura con Alejo no afectó a su juego

Tras ese punto de inflexión sólo quedaba vislumbrar como manejaría la situación Garbiñe. Eugenie Bouchard, equiparable a la española por su juventud, descaro y por alcanzar la última ronda sobre la hierba londinense en 2014, atravesaba un momento aciago. Y así ha sido durante todo el curso. La fama, la expectación y la presión se percibían como síntomas que podían frenar la meteórica progresión de Garbiñe.

Más cuando tomó la drástica decisión de prescindir del entrenador que la había ayudado a alcanzar esas cotas tan altas: Alejo Mancisidor. Lo hizo tras encadenar dos derrotas en Toronto y Cincinnati. La joven de 22 años no cuajó un gran un US Open y las alarmas se encendían. Su pase a Singapur no estaba ni mucho menos cerrado y su nivel no se asemejaba al ofrecido en el tercer major.

Garbiñe levantando el trofeo tras conquistar Pekín (Wu Hong - EFE).

Pero la gira asiática provocó la irrupción final de Garbiñe. La caraqueña, acompañada de Sam Sumyk (entrenó entre otras a Victoria Azarenka o Eugenie Bouchard) hizo cuartos en Tokio, final en Wuhan, y cerró la temporada con el título en Pekín (su primer WTA Premier Mandatory), certificando el mismo día de su cumpleaños su acceso a Singapur. Estos resultados la han colocado como la segunda mejor tenista del curso y cuarta en el escalón del ranking WTA. Una progresión meteórica ateniéndonos a su temprana edad.

Entrenando desde el martes

Totalmente recuperada de sus molestias en el tobillo izquierdo con las que tuvo que lidiar en sus últimos encuentros, Muguruza se encuentra en Singapur desde el pasado martes. Fue la primera en entrenarse sobre una pista que en los próximos días acogerá uno de los eventos más atractivos. Garbiñe, novata en la modalidad de singles, deberá compaginar su actividad con el dobles (no sucedía desde 1999), donde por segundo año consecutivo figura junto a Carla Suárez.

La tenista española ha sido colocada en el Grupo Blanco, junto a Petra Kvitova, Angelique Kerber y Lucie Safarova. Con la tranquilidad que le proporciona haber realizado un gran papel en este 2015, Garbiñe tratará de seguir con la línea expuesta en los últimos torneos y demostrar que el “fenómeno Muguruza” es real. El ambiente es el deseado: escenario importante y rivales de enorme magnitud. El momento de Garbiñe.