Dos amigos que se unen en la pista para cruzar golpetazos, sin ninguna presión y con la premisa básica de no hacer sobreesfuerzos, en el caso de Nadal. Cualquier otro no habría encontrado motivación en jugar un partido que no le serviría ya para nada a nivel de clasificación. Cualquier otro habría jugado agresivo y sin mirar el marcador, al no tener nada que perder. Pero Ferrer y Nadal están hechos de otra pasta.

La competitividad corre por sus venas, y la victoria es el objetivo en toda circunstancia. Se olvidaron de las implicaciones del encuentro y salieron decidido a ganar y hacer disfrutar a un público que no esperaba tamaño espectáculo. Tres sets repletos de alternancias, vaivenes, calidad y mucho coraje.

Nadal, víctima de la relajación en primer set

Comenzó apabullante el partido el balear, practicando un excelso tenis que desbordaba una y otra vez de fondo de pista al de Jávea. Los peores presagios de los aficionados parecían cumplirse, al ver cómo el partido iba rápido hacia el desenlace, cuando Nadal hizo el segundo break y se colocó 3-0.

Sin embargo, el manacorí no valoró que enfrente tenía una roca, con una capacidad de resiliencia como pocos jugadores ostentan. Ferrer activó su motor diésel y comenzó a carburar. Tanto que cuajó cuatro juegos consecutivos, y obligó a despertar a Rafa. El balear lo hizo y disputo del saque para cerrar el set, al romper el servicio de Ferrer en el undécimo juego. Letal al resto, Ferru condujo el set a un tiebreak donde fue muy superior.

Reacción admirable del balear

Se podía esperar que tras un esfuerzo semejante de ambos, el partido bajaría enteros. Incluso, para los que aún no conocen lo suficiente a Rafa, cabía la posibilidad de que el de Manacor se dejara ir y corriera un tupido velo sobre un encuentro intrascendente.

Ferrer no tuvo ni una sola bola de break en el segundo y tercer sets

Pero ese no es el estilo de Rafa. El balear estuvo fantástico al servicio, y neutralizó el ímpetu al resto de un Ferrer decidido a llevarse el encuentro. No tuvo opciones en un excelso segundo set de Nadal, al que le valió un solo break para equilibrar el partido.

El encuentro era de una intensidad y duración excepcionales, pero en ningún momento pasó por la cabeza de Nadal el hecho de que en menos de 24 horas tiene uno de los partidos más importantes para él de los últimos meses. Continuó con un nivel al servicio inconmensurable, y castigando al resto a un Ferrer que no veía huecos. Llegó a salvar cinco bolas de break el alicantino, pero nada pudo hacer en el noveno juego, cuando Nadal quebró definitivamente su servicio.

Punto y final a la temporada del de Jávea, que puede marcharse con la cabeza bien alta del trabajo realizado. A pesar de no haber podido ganar ninguno de los tres encuentros disputados en Londres, David ha dado muestras de un gran nivel de juego y ha ofrecido un gran espectáculo. Nadal, por su parte, llegará con cansancio pero con confianza al duelo con Djokovic.