Son polos opuestos, siendo la nacionalidad lo único que comparten. No...lo único no. Comparten algo que les catapulta a la élite del tenis mundial. Un intangible, algo tan simple y a la vez tan necesario como el talento. Un talento puro, que se desprende en cada uno de sus golpes. Los de Roger son elegantes, parece que su escultural figura flota sobre la pista y eleva la concepción del tenis a un arte. Los de Stan son potentes, letales, incisivos cual cuchillo en mantequilla.

Ambos persiguen un objetivo, y parecen dispuestos a lograrlo. Llegan en situaciones distintas, al haber vivido fases de round robin totalmente opuestas, pero el ayer no sirve, solo el hoy y el mañana. Y en el hoy se ve un duelo a cara de perro entre dos amigos y a la vez rivales. El mañana es la gloria.

Caminos contrapuestos que acaban convergiendo

Si la excelencia existe ésta ha sido alcanzada por Roger Federer estos pasados días. Llegaba con la vitola de ser el único capaz de hacer cosquillas al gran dominador del tenis mundial, y ha hecho mucho más que eso. Berdych, Nishikori y el propio Djokovic han claudicado ante el juego preciosista y efectivo de un renacentista de este deporte, que sigue despertando admiración allá donde va.

Roger Federer en Londres. Foto: atpworldtour

Su juego crece en pistas indoor, y persigue reencontrarse con el título de las ATP Finals. Siendo los tres últimos entorchados para Novak Djokovic, el de Basilea busca con ahínco una victoria importante. Se le resistió por poco el 18º Grand Slam en este 2015, pero puede acabarlo por todo lo alto. Las sensaciones a lo largo del año han sido magníficas, y está en posición de materializarlas con un título con solera.

Wawrinka cambió radicalmente su mentalidad en lo que va de torneo

Para ello tendrá que hacer frente al alumno travieso que ya ha dado varios sustos al maestro, y que permanece siempre en alerta para superarle. Wawrinka abandonó hace dos años su concepción de eterna promesa y jugador talentoso pero endeble, para convertirse en un peligro para cualquiera. El helvético es tan brillante como inestable. Mostró una versión lamentable en el partido contra Nadal, tirando la raqueta desde el tercer juego, pero ha sabido reaccionar.

Con 5-3 abajo en el primer set ante Ferrer, el helvético despertó del letargo de pesimismo en que estaba sumido. Dejó de protagonizar monólogos intimistas y pasó a la acción. El orden de ideas en un tenis como el de Stan es vital, y el de Lausana lo alcanzó ante Ferrer, y lo ha sabido mantener ante Murray. No se vio impresionado por el ambiente hostil, sino que se creció y gestionó los nervios propios de estas situaciones límite, para dar la sorpresa y acabar clasificándose.

Relación amor-odio

Sometido por su señor feudal como si un fuera un simple vasallo. Así se sintió Wawrinka durante nueve años, en los que tan solo pudo ganar un partido de los catorce disputados. Sin embargo, en 2014 algo cambió en la mentalidad del suizo. Dio la campanada en Australia, y su estado de excelencia se mantuvo durante todo el año, logrando vencer a Federer en Montecarlo.

Federer y Wawrinka en Copa Davis. Foto: daviscup.com

El head to head es de 17-3 en favor de Federer

No obstante, le cuesta mucho a Stan jugar contra Federer. El respeto y admiración que le profesa no le hacen desplegar su juego a la perfección, y Roger le martiriza con sus bolas cortitas y subidas a la red. En Roland Garros se vivió el segundo episodio de rebelión de Stan, que barrió de la pista a Federer.

En este mismo escenario, hace tan solo un año, se vivió uno de los episodios más bochornosos del tenis en los últimos tiempos, cuando Mirka Vavrinek increpó a Wawrinka, y éste se quejó amargamente de ello. Todo ello a una semana de la final de Copa Davis, supuso una ruptura parcial en una relación compleja entre dos hombres campeones de un oro olímpico en dobles y que han compartido muchos momentos, pero que tienen reparos en calificarse como amigos.

Wawrinka, cara o cruz

La estabilidad de Roger en los últimos tiempos y su superioridad mental hacia Wawrinka, le hacen erigirse en un valor seguro en el partido. La pelota parece estar en el tejado de un Wawrinka muy cambiante, capaz de combinar momentos de brillantez indomable con otros de constantes errores.

Federer y Wawrinka en Roma 2015. Foto: atpworldtour

Va justo mentalmente el de Lausana en este tramo final de temporada, por lo que el inicio de encuentro puede ser vital. Si Roger logra imponer su estilo, llevar la iniciativa y cambiar de ritmos con dejadas y voleas, Stan puede desesperarse y acumular errores. Es lo que ocurrió este mismo año en el Masters 1000 de Roma.

Pero si Stan está inspirado...agárrense que vienen curvas. Se puede desatar un sublime espectáculo de resultado incierto pero calidad asegurada. Suiza puede sentirse orgullosa de contar con dos deportistas como éstos. Solo uno puede estar en la final.