Las suspicacias que despierta el tenis moderno no son pocas, y Milos Raonic y Bernard Tomic disputaron un encuentro que bien puede ser la representación del estilo de juego al que se camino. Gigantes que se mueven a las mil maravillas y golpean la pelota como si no hubiera mañana, reducción total de la táctica y la búsqueda del punto con paciencia, y un nivel al servicio sencillamente sideral.

Detalles definieron el partido

Tanto el canadiense como el australiano tienen condiciones de sobra para triunfar bajo este paradigma. Salieron muy concentrados a la pista, conscientes de la importancia que ostentaba el encuentro. Empezar bien el año se antoja fundamental para dos lugares bastante inestables mentalmente, y que requieren de una constante autocomplacencia para mantener la intensidad.

23 saques directos conectaron entre ambos

Saquetazos de un lado y de otro inundaron la pista. No hubo apenas peloteos, pero los que hubo estuvieron impregnados de talento por parte de ambos. En la primera manga tuvieron cada uno sus opciones para romper el servicio. Cuatro en el caso de Tomic y dos en el de Raonic. Llegó el canadiense al tiebreak, consciente de que se había salvado por poco, y esto le dio alas para afrontarlo.

Ninguna oportunidad de break para ninguno de los dos en el segundo set

Se definió en apenas unos pocos puntos y Milos se impuso por 7-5. Pero el panorama no cambiaría ni un ápice en la segunda manga. Todo siguió igual, incluso con menos opciones para los restadores. Se dirigieron inexorables al tiebreak, y de nuevo volvió a ocurrir. Milos tuvo más aplomo en los momentos importantes, y no se dejó amedrentar por el gran ambiente en la grada. Otro 7-5 en la muerte súbita que le permite acceder a la gran final. Pinta bien el año para ambos.