Espectacular. No hay otra forma de definir el partido de cuartos de final cuajado por el de Le Mans. Tsonga sacó como hacía años que no se le veía sacar. Es obvio su potencial con este golpe, pero también lo es lo que le cuesta mantener la regularidad durante todo un partido. Ante Fognini sacó al mismo nivel al que lo haría en Wimbledon 2011, cuando Federer no le logró romper el saque en ninguna ocasión.

Tampoco lo logró un Fognini que acabó desesperado, y que ante el vendaval del galo al servicio, se afanó en mantener el suyo. Lo hizo y muy bien, mostrándose plenamente concentrado de principio a fin, y llevando el encuentro al límite, donde Tsonga estuvo mejor en los momentos cumbre.

Gran encuentro definido por detalles

No son jugadores que suelan renunciar al juego de fondo y a ser traviesos al resto, y no lo hicieron, pero su solidez al servicio impidió todo tipo de escaramuza. En el primer set fue donde más alternativas hubo, con un Tsonga empeñado en romper el saque de italiano.

Fabio se defendió como pudo y salió airoso en cinco ocasiones, pero en el uncédimo juego, cuando parecía que el set se iba al tiebreak, cedió lo que permitió que el galo tomara ventaja en el marcador. 

Si había estado fiero duranta toda la primera manga, ahora con viento a favor no iba a ser menos. Se desató un duelo de tú a tú en el que ambos estuvieron tan acertados al saque como pesarosos al resto. Fue curioso ver  Fognini sin crear problemas al resto y sólido al servicio, pero así es el tenis y más a principios de temporada, cuando las fuerzas están enteras.

Ni una sola pelota de rotura en la segunda manga

No hubo breaks, ni siquiera atisbos de ellos, y la segunda manga se dirigió inexorable al tiebreak. Allí, Tsonga fue quien estuvo más concentrado y eligió mejor los golpes en los momentos cumbre, castigando a un Fognini que vio cómo se le escapaba el partido por nimios detalles. Partidazo entre ambos pero solo podía quedar uno. Fue Tsonga, que buscará la final contra Roberto Bautista.