Parece la versión mejorada de un sistema operativo. A todo con lo que ya contaba en su repertorio, se le agrega ahora más velocidad, fineza en las resoluciones y confianza en su juego. Es el Milos Raonic de Carlos Moyá, quien avanza a paso firme en Australia y venció en forma contundente al serbio Viktor Troiki por 6-2 -6-3 6-4.

Y es que el canadiense demuestra un tenis que pide a gritos volver al top ten. Regular con el saque, seguro desde el  fondo, un revés con slice que sabe aprovecharlo y una derecha que parece un látigo. Todas esas variantes utilizó durante el primer parcial para con un doble quiebre apaciguar el ímpetu acostumbrado de Troiki y llevarse tranquilo el set.

La segunda parte fue más de lo mismo. Raonic repartía golpes ganadores, la mayoría, invirtiéndose para pegarle de derecha. En todo el partido fueron un total de 37 golpes ganadores contra 17 de su rival, una diferencia abismal que permitió al canadiense llevarse el segundo set sin sobresaltos. Iba casi una hora de partido, y Troiki, quien no jugaba mal, no había conseguido ni una sola bola de quiebre.

Pero la maquinita de Moyá y compañía es nueva y necesita aún algunos ajustes. La concentración bajó en el arranque del tercero y la lucha constante del serbio de gafas permitió su primer quiebre y una pequeña luz de esperanza. Pero de poco sirvió. El renovado Millos carburó de nuevo, apuntó el cañón, y en minutos empató y dio vuelta al resultado. Troiki no pondría más resistencia y el set y partido terminaría para el que dictó la pauta del juego siempre.

Luego de conseguir su primer título de la temporada en Brisbane ante Roger Federer, pupilo de su ex entrenador Iban Ljubicic, el gigante canadiense demuestra junto al multicampeón español un plus de confianza y solvencia en su tenis que lo vuelve peligroso para los de arriba. Luego de un 2015 plagado de molestias físicas, Raonic parece volver a reclamar lo que ya fue suyo, un sitial entre los top del deporte blanco. Su próximo rival en cuarta ronda, Wawrinka o Rosol, determinará si la exhibición de hoy fue solo flor de un día, o la tónica de una emporada que recién arranca.