La derrota de un favorito siempre tiene efectos colaterales, y la de Bernard Tomic no podía ser menos. El cuarto cabeza de serie del torneo, Grigor Dimitrov, se frotaría las manos al ver perder al díscolo jugador australiano, y percibir que está ante una manifiesta oportunidad por retornar a una nueva final. Grigor está con muy buenas sensaciones, pero tiene clavada muy hondo la espinita de haber perdido la final de Sidney ante Troicki.

Puede resarcirse aquí aprovechando un cuadro realmente abierto. Pero no por la ausencia de cabezas de serie, el camino va a ser fácil. Así se lo demostró el bosnio Damir Dhumzur, cuajando un excelso partido que obligó a Dimitrov a ponerse el mono de trabajo. Lo hizo sin reparos, y obtuvo una de las tres añoradas y factibles victorias que necesita para llegar a la final del torneo estadounidense.

Reacción encorajinada ante su mal juego

Salió muy relajado Dimitrov, sabiéndose superior al bosnio. Es un error en el que incurrió en muchas ocasiones el pasado año, pero que no se le estaba viendo en este 2016. Dhumzur aprovechó la displicencia de Grigor para endurecer el partido, y logró dos breaks de los que solo uno pudo ser neutralizado por el búlgaro. Primera manga para un Dhumzur que ostenta un gran potencial, pero que suele acabar diluyéndose en partidos largos.

Dimitrov construyó su reacción a través del resto y el revés cortado

Dimitrov era consciente de ello, y se armó de paciencia. Cambió de alturas, efectos, velocidades y subió su porcentaje de primeros saques. Ninguno de ellos imponía su ley al saque, de ahí los múltiples breaks, pero Dimitrov acabó llevándose el gato al agua y equilibró el marcador, entre gritos de garra y coraje que ponían de manifiesto lo importante que era para él este partido.

Ya en el set definitivo, volvió la máxima igualdad. Tres bolas de break para cada uno, de las cuales Dhumzur aprovechó una y Dimitrov dos. El partido pudo decantarse de un lado u otro, pero la mayor experiencia de Grigor en momentos cumbre, hizo que rindiera mejor y tomara la batuta del encuentro. 6-3 en la tercera manga para firmar una victoria sufrida, que puede darle mucha moral de cara a futuras citas. Mannarino no será un rival sencillo, pero si el de Haskovo juega a su nivel, habrá de derrotarle.