Si uno cree y trabaja, se puede. El deporte no entiende de nombres ni de fama, sino de trabajo, sacrificio y dedicación. Tan pronto estás arriba como abajo, pero si uno lucha y no desiste, los resultados llegan; le duela a quien le duela. Caroline Wozniacki, ex número uno del mundo, no ha vivido unos buenos dos últimos años a nivel deportivo y personal. La llegada de la nueva remesa de jugadoras potentes y agresivas ha dejado a jugadoras como la danesa fuera de los focos principales. Si a eso se le añade un duro periodo de lesiones, que incluso ha amenazado con apartarla fuera de las pistas de tenis, Wozniacki se ha convertido en carne de cañon para sus detractores que no han dudado en hacer más dura su particular odisea. 

De número uno a una icógnita

Caroline Wozniacki es una jugadora de 26 años que se define como una jugadora aguerrida, que juega al contraataque y su mejor golpe es el revés a dos manos. Admiradora reconocida de Rafael Nadal, Serena Williams, Steffi Graf y Martina Hingis. Entró en el circuito profesional en el año 2005 con una trayectora junior muy aceptable: ganadora junior de Wimbledon y finalista en el Open de Australia. Comenzó a ganar torneos a partir del año 2008, pero no fue hasta el 2010 cuando la promesa danesa eclosionó y se alzó con el número uno mundial, después de brindar buenas actuaciones especialmente en los Grand Slams de ese año

La confianza y el desparpajo que transmitía en las pistas fueron las claves para plantar cara a jugadoras de la entidad de Serena Williams, Maria Sharapova o Victoria Azarenka. Esa clarivedencia en el juego de la danesa se ha ido disolviendo desde que perdiera el número uno, después de 66 semanas, en el Open de Australia de 2012 en favor de Azarenka. En los torneos importantes, la danesa dejó de suponer una dura amenaza para la savia nueva del circuito, caracterizadas por sus golpes planos y agresivos tan difíciles de defender como de ejecutarlos. 

Wozniacki cabizbaja | Foto: puntodebreak.com

Wozniacki encadenó un 2012 y un 2013 sórdidos, donde solo cosechó tres títulos y evidenció perdida de control sobre su juego dentro de las pistas. También surgieron algunas lesiones aisladas que impidieron una regularidad en cuanto a resultados, que llevaron a la danesa a descender en el ranking WTA. La peor fase de la danesa coincidió con el auge del nuevo tenis con el resurgir de Serena, la mudurez de Sharapova como tenista, la implacable Viki Ararenka, la potencia pura de Petra Kvitova y la irregular, aunque muy peligrosa, Ana Ivanovic. Un tenis con sabor a potencia y fuerza, muy alejado del tenis contenido y defensivo de Wozniacki. 

Una vez asumió esta nueva etapa por la que sigue atravesando el tenis, Wozniacki comenzó a recobrar buenas sensaciones. Era otra tenista  en la pista, pero los resultados no acompañaban en exceso. Por ello, tuvo que asumir un rol de posible aspirante al los títulos, en vez de ser una clara candidata a ellos. El 2014 parecía ser un año positivo para la danesa con su título en Estambul y, sobre todo, con la final en el US Open, que perdió ante Serena Williams. Sin embargo, de nuevo, una lesión en el hombro la mantuvo renqueante toda la temporada y supuso un gran déficit en la gira de tierra batida. 

Las malas noticias para Wozniacki no solo llegaban desde las pistas de tenis, sino también desde el ámbito personal. La danesa contrajo una relación amosorosa con el conocido golfista Rory Mcllroy durante tres años, e incluso llegaron a estar prometidos. No obstante, a finales de ese año, la tenista emitió un comunicado explicando su ruptura con el golfista. Ella afirmó sentirse en shock y reconoció su complicado estado emocional. 

El tenis es un deporte individual en el que todo cuenta. Las emociones y los sentimientos juegan un papel fundamental en el rendimiento de los tenistas. Es más, el tenis es un deporte físico y mental a parte iguales. Si ambas partes no están en armonia, ese desequilibrio se ve reflejado en la clasificación mundial. Este fue el caso de Wozniacki. 

2015, el inicio del calvario 

Tras un año irregular y con factores extradeportivos acechando, Wozniacki encaró el inicio de la temporada 2015 con ilusión y ganas de dejar todo lo malo atrás. Los malos resultados en la gira oceánica, en Roland Garros y Wimbledon frenaron las aspiraciones de conseguir algo importante. Sin embargo, los malos resultados fueron la peor noticia para la danesa, pues una lesión en la muñeca y después en el tobillo obligaron la obligaron a abandonar y renunciar a muchos torneos. No consiguió el pase a las finales de la WTA, que disputan las ocho mejores raquetas del año, pero si pudo disputar el WTA Elite Trophy, del que se tuvo que retirar por problemas musculares. 

Wozniacki echándose la mano al tobillo en Wimbledon | Foto: lazygirls.info

Caroline se vio relegada fuera del top ten siete años después, e inició la actual temporada en el puesto 17 del mundo. La danesa participó en la gira oceánica, cosechando unos resultados muy modestos, fruto quizás de la falta de recuperación de su tobillo. Esas molestias la llevaron a no disputar la gira de tierra, ni siquiera Roland Garros. La hierba, superficie talismán de la danesa, tampoco la reportó alegrías. Fue la abanderada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero su experiencia duró tan solo un partido, ante Petra Kvitova que la superó con creces. Su ranking cayó al puesto 74º. 

El US Open devuelve a la mejor Wozniacki

A base de trabajo, sufrimiento, dolor y sacrificio, Wozniacki demostró estar recuperada tras una espectacular actuación en el US Open llegando a las semifinales del torneo donde cayó ante la futura campeona, Angelique Kerber. En las pistas de Flusing Meadows, se vivió el resurgir de una jugadora dispuesta a acallar los rumores de su retirada y a volver a plantar cara a las mejores

La danesa salió de Nueva York muy reforzada psicológicamente y cargada de confianza para encarar el final de temporada. Además, Wozniacki respondió a sus detractores al finalizar las semifinales: "Siempre me he tenido fe, sin importar mi ránking. Le he ganado a casi todas en el cuadro", afirmaba Caroline. También denotó el cambió de mentalidad. "Ahora no tengo que presionarme por seguir como la número uno del mundo, y me siento feliz cada vez que juego un partido en una pista importante como la del US Open, sin pensar que tengo que ganar sino que primero disfruto con mi juego al margen del resultado", añadió. 

Dos semanas después de ser la gran sorpresa en el último final de la temporada, Wozniacki sigue dando de que hablar tras proclamarse campeona en el torneo de Tokio y sumar su primer título de la temporada. Esto demuestra que sus semifinales no fueron un espejismo o un toque de suerte, sino que la verdad es que podemos estar ante un fuerte regreso de una ex número uno. 

De cara al año que viene, el gran objetivo de la tenista es cosechar su primer Grand Slam de su carrera, y completar su ilusión desde que pasase a formar parte del circuito profesional. "Como jugadora de tenis, tienes dos grandes sueños: ser número uno y ganar un Grand Slam. He conseguido el primero. El segundo, todavía no, pero espero tener al menos un Slam antes de colgar la raqueta". Si las lesiones la respetan, veremos a Wozniacki a un nivel de antaño y, por tanto, podremos disfrutar de otra jugadora que buscará poner en jaque a las favoritas con un juego diferente al estilo de Agnieszka Radwanska y Simona Halep.