Si ayer fue Roger Federer el que se abonó a la ruleta rusa y acabó perdiendo ante el ruso Evgeny Donskoy, hoy le ha tocado el turno al número uno del mundo, Andy Murray, que también jugó mucho con fuego pero que, al contrario que el suizo, no se quemó aunque estuvo a punto de hacerlo. El primer cabeza de serie salvó un total de siete match points en un drámatico 'tie-break' en el segundo parcial para acabar venciendo a su rival de hoy, el alemán Philipp Kohlschreiber, número 29 del mundo, en tres sets. 

Mejores números por parte de Kohlschreiber: 51 golpes ganadores por 36 errores no forzados. Murray realizó 42 winners y cometió 30 errores no forzadosEn sus cuatro anteriores triunfos ante Kohlschreiber, Murray siempre tuvo que esperar hasta el último set, bien fuera al mejor de tres o al mejor de cinco, para lograr la victoria. Y hoy no iba a ser distinto. El escocés no se sintió nada cómodo durante el primer set, especialmente desde el fondo de la pista. Sólo le funcionaba el servicio, con el que consiguió forzar la muerte súbita tras salvar un 15-40 en el noveno juego. Pero en el desempate el número uno del mundo volvió a mostrar su peor cara y esta vez ni siquiera su servicio pudo sacarle del problema. Murray cometió dos dobles faltas , una de ellas decisiva con empate a cuatro, y Kohlschreiber no desaprovechó el regalo cerrando el 'tie-break' por 7-4 a su favor tras una hora exacta de juego. El alemán volvió a exhibir su extraordinaria variedad de golpes, realizando 19 golpes ganadores, 15 de ellos con su derecha. 

Murray reina en la locura

Pero algo que normalmente le suele ocurrir a Kohlschreiber es que a la hora de la verdad, cuando tiene la oportunidad de lograr una gran victoria ante jugadores del calibre de Murray o de similar categoría, al alemán le traiciona su fragilidad mental. Y esto volvió a suceder en el día de hoy. Un segundo set que deparó uno de los desempates más duraderos de la historia del tenis. 

El tiebreak más largo de la historia lo protagonizaron los monesgascos Benjamin Balleret y Guillaume Couillard tras disputar hasta 70 puntos con victoria final para Balleret por 36-34Hasta 38 puntos y 24 minutos de juego tuvieron que pasar para que finalmente Murray, en su octava bola de set, cerrara el desempate por nada más y nada menos que 20-18. El de Dunblane salvó un total de siete bolas de partido, algunas de ellas con una sangre fría y una calidad extraordinarias (una dejada ganadora con 9-8 en contra). Kohlschreiber dispuso de dos de ellas con su servicio, con 14-13 y 16-15, especialmente dura fue ésta última al mandar el teutón fuera de pista un revés paralelo en teoría sencillo. Finalmente, tras dos errores con la derecha del alemán, Murray puso fin a una muerte súbita de auténtica locura y que acabaría siendo decisiva en el devenir final del encuentro. 

Como era de esperar, Kohlschreiber no se recuperó de este mazazo y Murray pudo por fin mandar en el encuentro con claridad. En menos de media hora, el escocés cerró este durísimo choque por un contundente 6-1 en la tercera manga tras hacerse con los últimos cinco juegos de la misma de forma consecutiva. 

A pesar de la victoria y el consiguiente acceso a las semifinales del torneo, lo que está claro es que el número uno del mundo todavía no ha encontrado ni de lejos su mejor versión y ya empieza a ser habitual y preocupante a la vez ver al escocés sufrir de esta manera y tirar de épica en la mayoría de sus partidos. El primer cabeza de serie buscará su segunda final del año ante el vencedor del choque entre el francés Lucas Pouille, séptimo cabeza de serie, y el ruso Evgeny Donskoy, verdugo ayer del suizo Roger Federer