Se abría el telón en el duelo de cuartos de final de Roland Garros, en el que se enfrentaban el británico Andy Murray y el japonés Kei Nishikori por lograr un puesto que da acceso a las semifinales del Grand Slam parisino. Dos habituales del top-ten del ranking ATP, ocupando la primera posición el escocés, y la novena el japonés. Dos jugadores combativos desde el fondo de la pista y una superficie lenta como la tierra batida eran ingredientes suficientes para hacer presagiar largos intercambios en un partido a cara de perro. A pesar de su ranking, ambos tenistas no pasaban por su mejor momento de forma. Murray lleva un 2017 en el que no consigue jugar a su nivel, mostrándose muy irregular, mientras que Nishikori arrastraba problemas físicos en la muñeca que le obligaron a retirarse en el Mutua Madrid Open. Ante este escenario, surgían muchas dudas, dudas que el tenista escocés se encargó de disipar gracias al oficio más que realmente a un juego brillante.

Nishikori salió ¨enchufado¨

No hizo falta esperar demasiado para que se produjera el primer break del partido. Con 1-1 en el marcador, el tenista japonés se colocó con 15-40 a su favor para hacer la primera rotura, que en la segunda pelota aprovecharía para colocar el 1-2 en el marcador. No empezaban bien las cosas para el actual número uno del mundo, que cometía 2 dobles faltas en el mismo juego. Murray empezaba frío el partido, todo lo contrario que el japonés, que mandaba de un lado a otro al británico y jugaba un tenis muy agresivo. No tuvo demasiados problemas el nipón para llevarse el primer set, que jugaba muy metido en la pista. 

Pese a que Andy Murray es un consagrado restador, apenas había logrado poner en peligro el servicio de Nishikori, sumando tan sólo tres puntos ganados al resto.

El ¨warning¨que supuso el despertar

En el inicio de la segunda manga, Kei Nishikori seguía jugando a un alto nivel ante un Andy Murray que no parecía estar a gusto sobre la arcilla. El marcador reflejaba 1-1 en el segundo set y  40-40 cuando el juez de silla señaló un ¨warning¨al escocés por excederse con el tiempo para sacar, que de esa forma pasaba de disponer de su primer servicio a hacerlo con segundo saque. Este hecho pudo haber sido el detonante del despertar de Murray, puesto que encadenó dos puntos consecutivos y se hizo con el juego. El tenista escocés estaba enrabietado con la decisión del juez y celebró efusivamente el juego. A partir de ahí, los papeles se invirtieron y Murray comenzó a entonarse y la segunda manga caería de su lado sin demasiados apuros por 6-1.

 

Tie break para el olvido

En el tercer set, ambos jugadores jugaron a un buen nivel, reflejando el marcador una igualdad máxima. Los juegos se sucederían hasta llegar a la conocida muerte súbita. Quien lograse hacerse con el set, daría un puñetazo sobre la mesa y, sorpresivamente, el japonés Kei Nishikori renunció a las primeras de cambio a toda opción de llevarse el set, encajando un sonrojante 7-0 en un tie break repleto de errores por parte del tenista del país del sol naciente, que parecía ansioso por adjudicarse los puntos por la vía rápida.

Paseo militar para Murray

Daba comienzo el cuarto set, y la  gasolina no le duraría mucho más al japonés. La suficiente para dejar algún buen destello de calidad al respetable, como el que exhibieron con 2-1 a favor de Murray y 40-30, punto que puede convertirse en uno de los mejores del torneo, con un gran intercambio de golpes, doble dejada y globo, que acabó mandando fuera Nishikori de revés paralelo. A estas alturas del encuentro, el desgaste físico parecía hacer mella en ambos jugadores, especialmente en el nipón, quien no ofrecería resistencia. El 3-1 a favor de Murray dejó aturdido al japonés y asestó un golpe de autoridad en el partido, que finalizaría con un nuevo 6-1 a favor del británico. 

En semifinales le espera Wawrinka

Andy Murray conseguía el billete para las semifinales del entorchado parisino y mantiene de esta forma vivas las esperanzas de alzarse con un título que aún se le resiste y convertirse así en el segundo británico que lo consigue, algo que hizo Fred Perry en 1935. Para lograr semejante hazaña, antes tendrá que doblegar al suizo Stan Wawrinka, quien le espera en la semifinal tras deshacerse del croata Marin Cilic por 3-0.

 

 

 

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