La gira asiática encara su recta final con la disputa del Masters 1.000 de Shanghái como perfecto colofón. El último gran torneo disputado en territorio chino reúne a los mejores jugadores del planeta, con la excepción de aquellos que están lesionados, para ir definiendo los últimos billetes para estar entre los ocho mejores tenistas del año y acudir a Londres. En uno de los partidos más interesantes de octavos de final, Juan Martín Del Potro se veía las caras con Alexander Zverev, uno de los grandes protagonistas del año tras situarse en la tercera posición de la clasificación mundial y asegurar su presencia en la capital londinense en el último torneo de la temporada.

Un nivel superior

Y el partido no defraudó a los aficionados. El alemán comenzó el encuentro muy cómodo con su servicio y muy agresivo desde el fondo de la pista, una táctica que le reportó beneficios gracias al gran número de errores del argentino, que se mostró muy incómodo e incapaz de adaptarse al ritmo de su rival, lo que no tardó en pasarle factura. Zverev iba sumando juegos con facilidad gracias a su saque y aprovechó la primera oportunidad que le brindó su oponente para variar el guión del partido y conseguir el ‘break’, una rotura que terminó resultando definitiva y que le permitió llevarse el primer parcial por 6-3 sin ceder, además, ninguna oportunidad de ‘break’ a su rival.

Cambio de guión

Sin embargo, el encuentro cambió notablemente a partir de la segunda manga. Del Potro fue sintiéndose cada vez más cómodo con el paso de los juegos y el nivel de ambos tenistas se igualó, dando lugar a un set lleno de emoción y en el que ambos jugadores ofrecieron una de sus mejores versiones. El tenista germano continuó muy acertado con su servicio, pero esta vez se encontró al otro lado de la red con un jugador cada vez más confiado en sus golpes, que fue creciendo sobre la pista y logró sumar juegos con su saque sin demasiadas dificultades.

Así, el partido se encaminó irremediablemente al ‘tie-break’, donde ninguno de los dos acusó la presión y la igualdad se mantuvo como característica principal. Cualquier error podía pagarse muy caro y fue Alexander Zverev quien sufrió esta situación, pues un sólo fallo permitió a Juan Martín Del Potro apuntarse el juego definitivo por 7-5 y llevar el partido al tercer y último set.

Zverev salvó hasta tres bolas de partido

La tercera manga fue prácticamente calcada a la segunda. La igualdad se mantuvo y tanto el alemán como el argentino comenzaron muy concentrados, especialmente con su saque, lo que provocó que cada uno fuera sumando juegos con su turno de servicio (2-2). Pero en el quinto juego se produjo el punto de inflexión del parcial y, por consiguiente, del partido. Del Potro fue capaz de romper el saque de su rival (lo que llevó a Zverev a romper una raqueta) tras varios errores no forzados del joven tenista europeo, lo que le situó en una condición muy ventajosa para llevarse el encuentro.

El argentino consiguió ir manteniendo su servicio y llevó a disponer de dos bolas de partido en el noveno juego, pero Alexander Zverev apeló a su saque una vez más para salvarlas y seguir aferrado al encuentro, confiando en que esas dos bolas salvadas pudieran desestabilizar a su rival a la hora de cerrar el encuentro. Pero el tandilense es un tenista experimentado y se colocó con 40-0, disfrutando de tres opciones para conseguir la victoria. En la primera, envió la bola a la red, pero a la segunda fue la vencida y Juan Martín Del Potro cerró el encuentro con 6-4 en el marcador del tercer set, consiguiendo el pase a los cuartos de final del Masters 1.000 de Shanghái 2017.

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