En suelo francés, David Goffin y Lucas Pouille concedieron el puntapié inicial a una nueva final de la prestigiosa Copa Davis. Luego de la convincente victoria del número uno belga en sets corridos que puso a Bélgica con la primera gran ventaja de la serie, fue el turno de que el número uno francés, Jo-Wilfred Tsonga, salte a la pista ante todo su público para tratar de equilibrar la balanza enfrentando a Steve Darcis, un jugador que encuentra su mejor versión en esta competición y que, por antigüedad y experiencia, se ha convertido en un ícono de su país, disputando y representando a Bélgica en todas las instancias decisivas.

Haciendo honor a su favoritismo y convirtiéndose en el principal protagonista de la primera jornada, Tsonga desplegó un tenis fantástico para emparejar la serie y conceder tranquilidad a todo un país sediento que anhela levantar su décima Ensaladera de Plata. Una vez consumida la victoria con parciales elocuentes de 6-3, 6-2 y 6-1, el número quince del mundo habló con los medios de comunicación y, eufórico por el triunfo obtenido, afirmó que está en aptas condiciones para disputar el punto de dobles si así lo desea su capitán.

“Estoy muy feliz de haber empatado la eliminatoria, ya que una derrota nos hubiese dejado a las puertas de la derrota. Todos los tenistas que estamos aquí tenemos una misión, y es dar lo máximo para ganar la Davis”, comentó ilusionado el francés que logró saldar los platos rotos y sacar adelante un partido dificultoso por el resultado adverso de su compatriota en la primera batalla del día. “Estamos listos para jugar cinco horas al día, así que si mañana Noah me pide jugar el dobles, lo haré sin problemas”, comentó Jo-Wilfried que, con el traje de héroe, aspira a terminar el 2017 con una nueva alegría para su nación.