Después de firmar su mejor temporada como profesional, Ryan Harrison compartió este martes la noticia más importante de cara a la próxima temporada. Ryan, eterna promesa del tenis de los Estados Unidos, empieza a despegar y por ello dejó de trabajar con el entrenador de la USTA (United States Tennis Association) Jay Berger, y se unió a su compatriota Michael Rusell, siendo el último estadounidense que sale bajo el paraguas de la USTA y sigue su propio camino.

Ryan Harrison, actualmente clasificado No. 47 y ganador del título de dobles del Abierto de Francia este año con su compatriota Michael Venus, anunció el cambio el martes y por ello manifestó. "Su reputación dentro y fuera de la cancha es impecable y espero trabajar a la par de él", dijo Harrison sobre Russell en Twitter. "También me gustaría agradecer a la USTA por su apoyo".

Russell, de 39 años, terminó una larga carrera como jugador en el US Open de 2015. Alcanzó el ranking individual número 60 de su carrera en 2007. Lo que se destacó con Russell durante su carrera fue su ética de trabajo. Siempre en su etapa de jugador se lo veía en los sectores de práctica en los torneos por períodos prolongados, con dos y, a veces, tres jugadores diferentes. Por ello para Harrison es una tremenda apuesta, ya que seguramente Michael intentará ponerle presión a pupilo para que se supere en base al esfuerzo y al sacrificio que él tuvo en su carrera.

Además de su carrera en singles, Harrison se ha destacado en dobles y para ello era dirigido por Davide Sanguinetti y Peter Lucassen (que trabaja con la USTA fuera de California con el prometedor Ernesto Escobedo), por ello Russell no solo deberá dedicarse a entrenarlo en singles, sino que además en dobles. Promete Harrison con su nuevo entrenador un avance vertiginoso en su carrera, solo depende de que siga al pie de la letra lo que le indica Russell y de su enfoque en los partidos más importantes, donde muchas veces toma la típica posición estadounidense de invertirse sobre el revés y dejar mucho espacio para ser atacado por su rival, algo que este año fue un problema sin resolver.