Una nueva temporada echará a rodar el día 31 de diciembre con muchas incógnitas por desvelar. El año 2017, espantoso para numerosos jugadores que copaban posiciones nobles en el ranking ATP, todavía sigue adherido al físico de estas estrellas, dubitativas a la hora de volver a la acción, y sin una hoja de ruta fiable. Nadal, Djokovic, Murray, Wawrinka, Raonic, Nishikori o Tsonga son algunos de estos nombres, nombres imprescindibles en el tenis actual.

No obstante, el deporte de raqueta por excelencia vuelve a escena tras, aproximadamente, un mes de descanso. Brisbane, Doha, y el recién estrenado torneo de Pune, serán los anfitriones en esta primera semana de competición, que ya nos dejará las primeras noticias relevantes y los primeros campeones de 2018. Brisbane, ciudad australiana de más de dos millones de habitantes, se prepara para acoger la décima edición de su certamen y, pese a ser un torneo de categoría 250, es siempre un reclamo para los grandes aspirantes del ATP World Tour, presentando siempre un cartel casi insuperable.

Juventud al servicio de la parte alta del cuadro

Uno de los grandes reclamos en cada certamen que se disputa es ver la cantidad de jugadores jóvenes, siempre amantes de dar espectáculo, que participan en él. Este torneo de Brisbane no iba a ser una excepción; la necesidad por ir sumando enteros para convertirse en una realidad en el panorama internacional se hace sentir desde la primera semana, y un gran resultado en tierras australianas podría sentar las bases de un año 2018 de consolidación entre los grandes.

Como primer cabeza de serie, y estrenando Top-3 de la ATP tras su histórica victoria en las Finales de Londres, hace poco más de un mes, Grigor Dimitrov llega a Brisbane con la intención de repetir el triunfo que cosechó aquí el año pasado, tras una gran final ante Kei Nishikori. Dimitrov, cuya definitiva explosión se hizo de rogar, ya parece haber encontrado su hueco entre los grandes y, a sus 26 años, siente que tiene mucho tenis por delante. Exento de participar en la primera ronda, el búlgaro, natural de Haskovo, debutará ante el ganador del choque entre el wild card local John Millman y un jugador procedente de la fase previa.

El primer exponente del "nuevo tenis" en este ATP de Brisbane no tardará en hacerse notar. Nick Kyrgios, tercer preclasificado, llega a su Australia natal como héroe local y con la clara intención de dar una alegría a sus paisanos, que vieron como Australia caía en las semifinales de la pasada edición de la Copa Davis. Kyrgios, que empieza el año fuera del Top-20, busca esa dosis de confianza necesaria para llegar a lo más alto, una confianza que todavía no ha encontrado y que, junto a su falta de ilusión, conforman a un tenista eclipsado por sus acciones "extra-tenísticas". El aussie, principal esperanza del público australiano, disputará su primer partido ante el vencedor del duelo entre otro australiano, Matthew Ebden, y otro tenista "novel", Frances Tiafoe.

Sumados a Kyrgios y Tiafoe, dos jugadores vistosos sobre la pista, la Next Gen de la ATP sigue sumando representantes, buena muestra de ello es el gran cruce de primera ronda que sostendrán el canadiense Denis Shapovalov y el británico Kyle Edmund, ambos ubicados en torno al Top-50. Además, el surcoreano Hyeon Chung tendrá una durísima prueba ante el veterano luxemburgués de 34 años, Gilles Muller, en un auténtico duelo generacional. Este primer sector del cuadro de Brisbane lo completan el argentino Diego Schwartzman, sexto favorito, que se medirá al ucraniano Aleksandr Dolgopolov, y otro argentino, Horacio Zeballos, que espera contrincante de la ronda clasificatoria.

Dos regresos protagonizan la parte baja

Si echamos un rápido vistazo a la franja inferior del torneo, relucen con brillo propio dos nombres: Andy Murray y Milos Raonic, dos jugadores que vieron su temporada 2017 acabada antes de tiempo debido a sendos problemas físicos. Andy Murray, que empezaba la pasada campaña como Número Uno mundial, disputó su último partido en Wimbledon, hecho que le privó, incluso, del Top Ten a final de año. El de Dunblane, 16ª mejor raqueta del circuito a día de hoy, quiere dejar atrás todos esos fantasmas que le atormentan, y un buen remedio para ello sería cosechar una gran actuación en el continente oceánico. Partiendo como el único tenista en lograr levantar este trofeo en más de una ocasión (2012 y 2013), el escocés tendrá, a priori, un debut asequible, ya que se enfrentará con el vencedor del partido entre el norteamericano Ryan Harrison y el argentino Leonardo Mayer.

Por su parte, el canadiense Milos Raonic cuenta con la confianza necesaria para afrontar una cita de tal calibre. El natural de Montenegro ya sabe lo que es ser tanto finalista como campeón en este torneo, perdiendo en 2015 con el mismísimo Roger Federer, y cobrándose la revancha un año después. Raonic, que descendió del tercer al 24º puesto en una sola temporada, jugó su último partido en el ATP 500 de Tokio, a principios de octubre, y partirá con el objetivo de recuperar el terreno perdido, y volver a contar en las quinielas para ganarlo todo. El "cañonero" americano no tendrá un inicio cómodo, y se las verá, o bien con el estadounidense Steve Johnson, o bien con el wild card local Alex de Miñaur, uno de los dos exponentes de la Next Gen en la parte baja.

Más allá de los dos hombres ya citados en este apartado, esta zona del cuadro se siente un tanto escasa, con jugadores de segunda línea que bien podrían aprovecharse de la incertidumbre que envuelve tanto a Murray como a Raonic. El séptimo cabeza de serie, Damir Dzumhur, arranca el año ante el uzbeko Denis Istomin, mientras que el octavo sembrado, Mischa Zverev, aguarda impaciente a su oponente, producto de la qualy. El torneo lo completan los cruces entre Federico Delbonis y otro qualy, y entre otro wild card nacional, Jordan Thompson, y el segundo estandarte de la siguiente generación en la parte baja, el estadounidense Jared Donaldson.