De menos a más. Así se puede resumir la semana de Nick Kyrgios en Brisbane. Empezó más que dubitativo en las primeras rondas, pero a medida que ha ido solventando los partidos, su nivel tenístico ha ido mejorando de forma exponencial hasta la final, en la que ha barrido a Ryan Harrison en dos cómodas mangas (6-4, 6-2). De esta forma, Nick se plantará en el Open de Australia con una preparación más que óptima y en un momento de forma que puede hacer soñar al público australiano.

Por lo que a la final se refiere, Kyrgios ha ganado como y cuando ha querido y con un saque y un primer golpe totalmente demoledores. Y eso que Harrison ha dispuesto de hasta cinco bolas de rotura para adelantarse en el marcador, pero incapaz de aprovechar ninguna, lo ha acabado pagando. Con empate a tres juegos, Kyrgios ha tenido suficiente con una sola opción de break para quebrar, y a continuación hacerse con la primera manga.

En cambio, en el segundo set Kyrgios ha metido una marcha más al mismo tiempo que el juego de Harrison se ha desarbolado por completo. Destacar los 17 aces del australiano si tenemos en cuenta que tan solo se han jugado dos sets, que deja una estadística total de 67 saques directos en tan solo 4 encuentros, una auténtica barbaridad.

Si el tenista australiano es capaz de mantener este nivel al servicio, es aspirante a todo en el primer Grand Slam de la temporada. Claves serán sus primeros emparejamientos, si es capaz de gestionar el desgaste y sobretodo, que las lesiones le respeten en las próximas dos semanas. Con este título, además, Nick vuelve al top20 del ránking ATP, posición que podrá seguir mejorando, ya que tan solo defiende primera ronda en Australia y cualquier victoria le hará sumar más puntos.