Angelique Kerber ya avisaba. Su mente y su cuerpo vuelven a estar preparados para volver a ser la tenista que llegó al Nº1 en 2016, y así lo ha demostrado en la Copa Hopman y ahora en el torneo de Sídney. Kerber ha terminado hoy con la sequía de títulos que la seguía desde 2016 ganando a Ashleigh Barty en dos sets (6-4, 6-4) en poco más de una hora y 11 minutos. Para Barty era la primera final que jugaba en casa pero no pudo encontrar respuesta al ritmo impuesto por Kerber desde el inicio del partido.

Ambas jugadoras trataron de aventajarse con una  rotura a favor desde el comienzo, pero la capacidad defensiva de Kerber hizo que Barty no lograse la dicha. En cambio Kerber si supo formar la ocasión idónea y se cobró al recompensa en el quinto juego. Con la ventaja a favor, la ex Nº1 se mostró muy sólida al servicio, colocando un 81% de su primer servicio dentro de la pista y ganando un 77% de puntos con él.

La alemana culminó el encuentro en el segundo set. Con un break para cada una el partido se igualó, pero Kerber volvió a jugar con la misma premisa que le dio el primer set: firme en la defensa y agresiva en el ataque. Barty no pudo aguantar mucho más los envites y entregó un break en blanco con el que su rival se colocaría 4-3. La Aussie intentó recuperarse en el siguiente juego, dispuso de una bola de rotura pero no pudo romper la defensa alemana y en el décimo juego Kerber sirvió a placer para ganar el set con un juego en blanco. Aunque Angie solo entró  un 65% de su primer servicio en este segundo set, ganó el 71% de bolas con este servicio, justo las mismas estadísticas que su oponente.

Con esta final, las dos jugadoras podrán escalar posiciones en el ránking. Kerber volverá al top 20 y Barty escalará dos posiciones hasta le 17ª. Han superado con nota esta preparación para el Abierto de Australia que comienza la semana próxima. La campeona en Melbourne 2016 no ganaba un torneo desde el Abierto de Estados Unidos de ese mismo año, con Sídney alcanza su título número 11 en su palmarés.