La Rod Laver Arena fue escenario de una enorme batalla entre dos jugadores que pegan fuerte a la pelota y no dejan un punto por perdido. Rafael Nadal y Diego Schwarzman sin dudas estuvieron a la altura de los octavos de final del primer grande del año. Por parte del español, venía de avanzar hasta esta instancia sin sobresaltos, ganado todos sus partidos sin ceder un set. El argentino había tenido un comienzo de año irregular, pero lo compensó con tres buena actuaciones en tierras australianas, y se candidateaba a ser una amenaza para el número uno del ránking.

Schwartzman salió a la pista sin nada que perder y así se lo vio desde el primer momento. Suelto, agresivo, buscando tomar la iniciativa con la devolución, algo que le molestó todo el partido a Nadal, y teniendo alta efectividad con su servicio. Con todo esto a favor tuvo situaciones de quiebre en el quinto game y un 0-40 en el séptimo que no logró concretar y el español no perdonó. Se quedó con el saque del Peque y cerró el set por 6-3.

Aunque se le escapó no se vino abajo el bonaerense y en la segunda manga reaccionó con un servicio fuerte, una potente derecha y algún que otro molesto revés cortado. Nadal envolvía su drive para cambiar direcciones y que no pegue cómodo para sacarlo de la zona de confort y que no tomara la iniciativa. Era un set de idas y vueltas. Schwartzman cometió dos fallos inoportunos con 5-5, pero recuperó el break y en el tiebreak fue más inteligente, sumado a errores no forzados de Nadal, igualó el encuentro.

Con el correr del tiempo, el cansancio comenzó a notarse en Schwartzman y se invirtieron varios aspectos. La intensidad con la que jugaba el argentino no era la misma, lo que lo llevó a perder situaciones de quiebre y estar más errático. Nadal continuó con la misma fuerza pero aumentó claramente sus primeros servicios, arma que no había aparecido en los sets anteriores. Un quiebre en el cuarto game para ponerse 3-1 arriba fue suficiente para el español, que lo sostuvo hasta el final para llevarse el parcial por 6-3.

Schwartzman iba a seguir dando pelea y en el comienzo del cuarto set parecia que podía romper con el saque de Nadal. Tuvo cinco situaciones de quiebre que entre errores y mala fortuna no pudo capitalizar. Tras un brutal esfuerzo físico y mental, al argentino parecían no quedarle fuerzas ni respuestas. El español seguía pegando y pegando y eso hacía levantar sus ánimos y al Rod Laver Arena. Un quiebre en el tercer game lo puso en ventaja a Nadal 2-1 y logró cerrar el encuentro quedándose nuevamente con el servicio del argentino para cerrar el match 6-3, 6-7(4), 6-3 y 6-3.

Una auténtica batalla que dejó a todos conformes. A los espectadores que vieron una batalla digna de un Grand Slam, a Schwartzman, que a pesar de perder sabe que estuvo a la altura de jugar a la par del número uno del mundo, y a Rafa, que siguió con la misma intensidad durante casi cuatro horas y eso lo tiene más que satisfecho. El camino continúa para Nadal y enfrente ahora tendrá al potente Marin Cilic en cuartos de final, que dejó atrás a Pablo Carreño Busta. Se viene otra batalla en Melbourne.