Si bien ya había derrotado a jugadores como Alexander Zverev y David Goffin, el punto de inflexión fue sin dudas el título que Chung alzó a finales del año 2017.  El tenista nacido en Suwon –ciudad ubicada a 30 kilómetros de Seúl-  se proclamó campeón de la Next Gen Finals de Milán y estampó su nombre en el lenguaje cotidiano de los amantes del tenis. Ese día, Chung dejó de ser un tenista más: demostró contar con cualidades diferentes a la media, tanto en el juego como en lo mental, y a base de resultados favorables durante el torneo de la Nueva Generación, hizo resonar el circuito ATP que fue invadido por un asiático dispuesto a intentarlo todo.

Una de las grandes fortalezas de su tenis es la constante movilidad de piernas y la flexibilidad  de su cuerpo a la hora de disputar cada punto, una virtud fundamental en la que se apoya su táctica y que fue elogiada por el mismísimo Roger Federer, quien asimiló sus desplazamientos en la pista con los del serbio Novak Djokovic, lo que enmarca la inmensidad del tenista al que hacemos referencia en esta nota. Sin embargo -ya en 2018-, y tras haber alcanzado la semifinal en el Abierto de Australia y estar a punto de enfrentar a Federer por los cuartos de final de Indian Wells, vale la pena contar cómo fue el inicio del joven 21 años y la curiosa historia que lo trasladó hacia el tenis.

La historia detrás de sus lentes

La particularidad de sus gafas lo convierten en un jugador llamativo y curioso, y el motivo de su uso, es justamente la llave que le abrió las puertas al mundo del tenis. Y es tal la importancia de ello que el propio tenista afirmó que “sin ellas no podría hacer mi vida normal”. Desde bebé, Hyeon Chung sufre un astigmatismo severo en sus ojos, razón por la cual -años más tarde-, su oculista le recomendó seguir el color verde, lo que haría progresar y mejorar su visión. Ya con seis años de edad, su padre y actual entrenador -Seok-Ji- decidió introducirlo en el deporte,  considerando que la pelota (verde) haría mejorar su tratamiento.

Entre los 13 y 15 años, Chung se desempeñó en la Academia de tenis IMG de Florida, donde también pasaron jugadores de la talla de Monica Seles, Andre Agassi, Maria Sharapova y Kei Nishikori. Hasta el día de la fecha cuenta con ocho trofeos Challenger, cuatro títulos futures y un título de la Next Gen. No obstante, su debut profesional sucedió en 2014 cuando participó nada menos que en el Abierto de los Estados Unidos donde pudo superar la primera fase y fue eliminado en la ronda posterior. Ese mismo año obtuvo la medalla de oro en los Juegos Asiáticos en dobles, premio que tuvo su gran recompensa en su vida personal: gracias a ello, evitó cumplir con los dos años que exige el servicio militar obligatorio de Corea del Sur (sólo cumplió un mes).

A partir de allí, el asiático fue progresando día a día y perfeccionando su juego hasta irrumpir austeramente en la élite del tenis y asomarse como un jugador capaz de vencer hasta al más prestigioso “big four”. Alternando buenos y malos resultados durante 2014 y 2016 (estuvo ausentado cuatro meses por una lesión abdominal), el 2017 amaneció muy iluminado para él, teniéndole por delante unas actuaciones brillantes que depositarían decididamente su nombre en el deporte. Venció a Zverev (Barcelona), Monfils (Múnich), Goffin (Canadá) y a Roberto Bautista (Shanghai) para redondear un año lleno de gloria que tuvo su frutilla de postre en Italia donde fue campeón en el torneo de la Nueva Generación.

Las fortalezas en su juego

Muchas expectativas giraban en torno a Chung para el 2018. La madurez escalofriante, la movilidad de piernas, el revés poderoso al mejor estilo Djokovic y el poderío para contrarrestar desde el fondo de la cancha, son factores muy importantes en el tenis y todos esos requisitos están reunidos en el juego del coreano, lo que induce a pensar en una carrera llena de éxito.

Cuando Denis Shapovalov, Borna Coric y Andrey Rublev eran los jóvenes que copaban la parada, Hyeon Chung saltó escalones fugazmente y comenzó el año de forma fulminante: arribó en Australia a su primera semifinal de Grand Slam despejando de su camino al alemán Alexander Zverev y al serbio Novak Djokovic (su ejemplo a seguir). En su mejor momento y a tan solo dos victorias de coronarse en el Australian Open, una ampolla en el pié le jugó una pésima pasada y lo obligó a abandonar cuando caía con Roger Federer por 6-1 y 5-2.

Situado en el puesto 29 del ranking ATP, el coreano de un metro ochenta y ocho se encuentra por primera vez en los cuartos de final de Indian Wells donde se topará nuevamente con el “Genio de Basilea”. Chung tendrá la oportunidad  -en pocas horas- de tomar revancha e intentar tumbar al suizo para seguir avanzando en el certamen californiano. El talentoso tenista de 21 años es una inmensa realidad en el circuito y, sin nada para perder y con muchísimo para ganar, buscará seguir tatuando su marca en lo más alto del tenis mundial.

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