Naomi Osaka no se intimidó por el escenario de una final en Indian Wells y salió victoriosa con parciales de 6-3 y 6-2 sobre Daria Kasatkina. La japonesa venía de vencer en la semifinal a la número uno del mundo y este domingo ella se convirtió en la número uno del desierto en California. Esta era apenas la tercera vez que participaba y su actuación más destacada era el haberse clasificado a terecera ronda en el 2017. En el 2018, su mejor resultado era el haber llegado a cuartos de final en Dubai, pero el destino le tendría preparado algo grande en su llegada a Indian Wells.

Desde su primer partido el 8 de marzo a la semifinal contra Simona Halep, Osaka solo había perdido un set en seis partidos. Al inicio del duelo contra Kasatkina, la rusa le logró quebrar el servicio en el primer juego. Sin embargo, fue a partir de entonces que Osaka se enfocó en su meta, ganar el partido. La tenista japonesa le dió la vuelta para tomar ventaja de 2-1, pero Kasatkina respondió con el 2-2 y posteriormente un 3-3

A partir de ese punto la estrella del sol naciente se robó el espectáculo. Con un quiebre se puso 5-3 y con el servicio en sus manos acabó con el primer parcial en 33 minutos. Era la segunda final en la carrera de Naomi, pero su actitud la hacia ver como una veterana en juegos de campeonato. 14 winners la pusieron en una posición favorable para el resto del partido. 

En la segunda manga Osaka nunca se vió en desventaja. Ella comenzó el set con un quiebre que le permitió sentarse en el asiento del piloto por el resto del set. Un segundo quiebre en el set amplió su ventaja a 4-1 y su saque puso el título a la vista para el 5-1 momentaneo. Kasatkina tuvo un último aire para decorosamente ganar su segundo juego del set. Osaka no iba a permitir sorpresas con el servicio que tanto le había ayudado en el torneo, ganó el partido y el campeonato. Osaka replicó lo que Daniela Hantuchova hizo en el 2002 al hacer de Indian Wells el lugar dónde ganó su primer título como profesional. 71 minutos de magia la llevaron a lo más alto en uno de los torneos más exigentes del tour, el BNP Paribas Open 2018.