El búlgaro Grigor Dimitrov no tuvo ayer un debut para nada tranquilo en la segunda ronda del Masters 1000 de Miami. Cerraba la jornada ante el alemán Maximilian Marterer, uno de los tenistas más prometedores del circuito, que ni mucho menos le puso las cosas fáciles al búlgaro, que tuvo jugar a su mejor nivel para llevarse el partido después de verse sorprendido en el primer set (4-6, 6-2, 6-1).

Cabe recordar que Dimitrov venía de ser eliminado prematuramente en Dubái y en Indian Wells, sin encontrar su nivel de juego y habiendo perdido la tercera posición del ránking ATP. En el primer set, el búlgaro parecía seguir en esa misma dinámica, con demasiados errores ante un Marterer bastante cómodo y que no pasaba apuros con su saque. En el séptimo juego, el alemán encontró sus primeras opciones al resto, y después de cuatro puntos de rotura, dio el primer golpe al partido con el primer break, que sería suficiente para llevarse el primer parcial por 6-4.

Con este panorama, a Dimitrov se le podía atragantar el debut por tercer torneo consecutivo. Sin embargo, el búlgaro dio todo un recital ya desde el inicio del segundo set. Empezó con una rotura para colocarse con 3-0, y sin dar opciones al servicio, conseguiría un segundo break para colocar el 6-2 e igualar el encuentro.

El tercer set sería muy parecido al anterior, con un Dimitrov impecable, y al otro lado un Marterer totalmente desbordado por el nivel de su rival. El búlgaro se volvería a colocar con 3-0 al inicio del set, ventaja que ya dejaba el choque visto para sentencia, y por si quedaba alguna duda, terminó de decantar con otro break para terminar cerrando el partido a lo grande después de casi una hora y 45 minutos.

Habrá que ver si Dimitrov muestra las mismas credenciales en sus próximos compromisos, de ser así, el búlgaro es candidato a todo aquí en Miami. Su próximo rival será el francés Jeremy Chardy, que se ha impuesto en segunda ronda a su compatriota Richard Gasquet.