Grigor Dimitrov no quiere tener descanso. Quiere jugar torneo tras torneo para recuperar el nivel que le llevó a ganar el Torneo de Maestros en Londres en noviembre. Si es posible, incluso, quiere superarlo, para llegar a la tierra prometida, al número uno del ránking mundial de la ATP. El búlgaro se ha inscrito para jugar en todos los torneos de tierra batida. Jugará en Montecarlo, Madrid y Roma antes de afrontar Roland Garros. Tras el Abierto de Francia, también será parte de los torneos de Stuttgart y Halle. También llegará a Wimbledon rodado, con experiencia en varios torneos sobre la hierba.

Dimitrov es el número cinco del mundo, pero su rendimiento en los últimos grandes torneos no ha sido especialmente bueno. En el Torneo de Miami, perdió contra Jeremy Chardy en dos sets en segunda ronda. En Indian Wells, Fernando Verdasco le derrotó en un igualado partido de primera ronda, después de tres sets, su periplo en California había acabado. En Dubai, un torneo algo menor, tampoco pasó del primer partido. La última competición en la que llegó lejos fue el ATP 500 de Rotterdam, aunque no se pudo llevar el trofeo, Roger Federer se lo llevó cuando acabó la final.

Sin embargo, tampoco tuvo mucho éxito en el Abierto de Australia (Kyle Edmund le ganó en cuartos de final). Brisbane no fue su torneo, perdió en semifinales contra el local, Nick Kyrgios. Esa derrota y la de Federer son entendibles, ellos son grandes jugadores que pueden ganar a cualquiera, pero si Dimitrov quiere ser la nueva cara del tenis, debe mejorar. Si quiere llegar al sitio donde mucha gente esperaba que llegara, debe ganar torneos. Y no cualquier torneo, sino Masters 1000 y, si es posible, Roland Garros. Zverev, Cilic, Federer y Nadal son los únicos tenistas por encima de Dimitrov en el ránking, pese a todo.

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